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Pionero sobre hielo

El corverano Israel Blanco, que se clasificó para el primer Campeonato del Mundo de bobsleigh adaptado, busca apoyos para viajar a EE UU

Israel Blanco, que aparece también en el círculo, en uno de los descensos que realizó en la Copa del Mundo disputada en Austria. VIESTURS LACIS

El corverano Israel Blanco sueña con ir este mes de marzo al Campeonato del Mundo de bobsleigh, ese deporte en el que una persona se lanza en trineo a toda velocidad por una cuesta llena de curvas. En este caso es en la modalidad adaptada a personas con discapacidad, el parabob. El corverano, que tiene amputado la pierna izquierda por un accidente laboral, quedó noveno y décimo en las dos pruebas de la Copa del Mundo que se disputaron en Austria en enero.

"Es un deporte caro y el apoyo de la Federación Española de Deportes de Hielo es nulo. Estoy clasificado para el primer campeonato del Mundo de esta modalidad que se va a celebrar en la historia, pero no sé si voy a poder ir", señala el deportista. La competición es en Utah, Estados Unidos y Blanco espera encontrar algún apoyo económico para poder participar.

La pista más cercana en la que se puede practicar el bobsleigh adaptado está en Suiza. "Todos los que quedaron por delante de mí en la Copa, pueden entrenar más a menudo en pistas, porque las tienen cerca de casa", explica Israel Blanco.

Así, al enfrentarse a la doble Copa en Austria, la segunda competición de su vida, llevaba casi un año sin subirse al bobsleigh. "Los bobsleigh los pone la Federación Internacional. Entrenamos desde el lunes justo antes de la competición del fin de semana y eso es todo lo que puedo practicar. Después de un año, vuelves a tener las mismas sensaciones que la primera vez que te tiraste. Ese '¿dónde me he metido?' no se te quita", señala el corverano.

Hace dos años, antes de tirarse por primera vez en un bobsleigh, nada le hacía pensar que podría hacerlo: "Es gracioso, porque las montañas rusas y esas cosas no me gustan nada. Incluso llevo muy mal viajar en avión, pero aquí estoy, lanzándome por una cuesta de hielo a más de 100 kilómetros por horas con muy poca práctica", afirma Blanco. "Me convenció para probar Javier Piquero, que tiene un club de carrilanas -especie de trineos con ruedas, parecidos a los de bobsleigh-. El se pasó a este deporte y le encargaron hacer el equipo nacional, y me llamó para ver si quería", explica el deportista.

En la competición que ha disputado ya este año, se llevó un buen susto, pero lejos de amilanarse, tiene muchas ganas de volver al bobsleigh: "El jueves antes de la competición, se me rompió la dirección y a partir de ahí caí todo el recorrido sin ningún control. Al final me esperaba ya una ambulancia, pero en vez de ponerme con los médicos, me volví a tirar enseguida". Y eso que el susto no fue pequeño. Un recorrido de bobsleigh tiene entre 1.300 y 1.500 metros y de 12 a 15 curvas y, en él, se llega a coger una velocidad de 110 kilómetros por hora.

El corverano explica que el bobsleigh tiene cuatro cuchillas y las dos de delante controlan la dirección. "Tenemos dos manetas, parecidas a los mandos de una cometa, para girar las cuchillas y se trata de corregir la dirección para que la inercia en las curvas no te lleve hacia arriba demasiado como para volcar", intenta explicar Israel Blanco. "No es fácil de describir si no lo haces", añade.

El corverano quiere estar en Utah, para ser el primer representante español en el primer Campeonato del Mundo de parabob, pero espera ir más allá: "Este es un deporte que aspira a ser Paralímpico en 2022 y ya en 2018 quieren que sea de exhibición en los Juegos Olímpicos de invierno", señala, insistiendo en que su deporte, está creciendo a una velocidad exponencial.

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