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Senderismo

Las Marías de Casares

Dos senderistas, en el Ortegal. LNE

En la comarca leonesa de los Argüellos, concretamente en la Tercia de Villamanín se eleva una quebrada sierra denominada Las Marías de Casares. De estructura calcárea, apenas alcanza los 2 km de longitud, extendiéndose de este a oeste por el delicioso valle de Casares.

Nos vamos a esas montañas partiendo del pueblo de Casares de Arbás (distante 12 km de Villamanín), localidad asentada en la base de las mismas que ofrecen desde aquí su soberbia imagen. Lo hacemos siguiendo la trayectoria de una pista de montaña que profundiza al norte siguiendo el curso de un apretado valle franqueado por el Palero y las sierras de las Cangas. Sin apenas desnivel alcanzamos la Llana Cimera (1.523 m) -2,4 Km. en 45 min. de marcha-, hermosa explanada con cabaña incluida, asentada al abrigo de la cara norte del Palero.

Abandonamos aquí la pista que se dirige al Cuitu Negru y Viadangos de Arbás y emprendemos a la izquierda la remontada desde la cabaña por la traza de un marcado sendero que asciende paralelo a la vertiente norte de Las Marías. Vamos superando los duros recuestos hasta presentarnos en el collado de Carrio (1.757 m) -3,7 km en 1 h. y 30 min. de marcha-, antiguo paso tradicional de pastores entre las comarcas de Arbás y Luna.

Desde esta posición nuevas panorámicas se presentan ante nosotros con el Cuitu Negru asentado en el horizonte norteño. Mirando al oeste se localiza la majada de Vega Ondilla con una pista de aproximación que procede de la boca sur del túnel del Negrón, mientras que al este, nos atrae la perfilada imagen alpina del Palero.

Una vez en la collada hemos de girar al sur prosiguiendo con el ascenso por un sendero que trepa por la cara norte del pico Ortegal (también llamado Esquina) hasta situarnos en su collada. Nuevos vistas se presentan ante nosotros hacia todos los horizontes y sobremanera en dirección a las azuladas aguas del pantano de Casares, su pueblo homónimo y el de Cubillas de Arbás, asentados a nuestros pies.

Si más contratiempos, nos dirigimos al pico Ortegal que nos queda al oeste de la collada y lo llevamos a cabo tras el seguir el rastro de un sendero que más arriba arremete por un fácil canalizo hasta encumbrarnos en su plácida cimera (1.951 m) -4,2 km en 2 h. y 15 min de marcha-. Un montón de piedras sustituye al buzón montañero, mientras que las panorámicas se amplían hacia las montañas situadas más al oeste, tales como: La Brazosa, Agujas de Prado y La Melouta. Las más atractivas nos quedan en el próximo horizonte oriental donde las tres agrestes Marías nos muestran sus accesos más cómodos. En efecto, nos vamos directamente a la María de los Corros que presenta un volado flanco occidental.

Atravesamos el collado anterior y descendemos ligeramente hacia la derecha bordeando una afilada aguja para tomar las riendas del trepidante ascenso que discurre entre bloques calizos que debemos de ir evitando porque es evidente que existe un sendero algo perceptible. También hemos de considerar los abismos que tenemos a derecha e izquierda de la marcha, sobremanera si el ascenso es en época invernal.

Alcanzamos la cima (1.957 m.) -5 km en 2 h. y 45 min. de marcha- como colofón a todos estos ingredientes montañeros que nos asistieron en la presente ruta. Otro mojón de piedras se instala en la cima parodiando a un buzón montañero y desde su esbelta aguja contemplamos nuevas imágenes de todo el entorno, la más sugestiva es la que ofrece los dos contiguos picos de las Marías como son la Mediana y el Palero, que muestran sus moles sostenidas por sus afiladas aristas, montañas que también tienen su precario acceso desde esta posición. Las he ascendido en otros lances incluyendo en invierno pero en la presente ocasión, vamos a retornar al Casares de Arbás, desandando el camino de subida.

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