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Las madres toman la cancha

La Escuela cumple su tercera temporada y en la presente campaña algunas de sus jugadoras forman parte de la Liga organizada por la Federación

"El entrenador nos dijo esta semana que si hace tres temporadas le dicen que íbamos a hacer entradas a canasta con aro pasado, no se lo creía". Es el testimonio de Rebeca Fraile, una de las integrantes de la Escuela de Madres del Baloncesto Villa de Mieres. Lo que hace tres años comenzó como una iniciativa de tiempo libre entre las madres del club, este año ha dado un giro radical.

En la presente temporada casi 30 chicas integran los dos equipos de baloncesto femenino de la entidad mierense. "Ya ni siquiera somos todas madres de jugadores del club", destaca Fraile. El abanico se abre y también el nivel. Ello ha posibilitado que los equipos se dividan en dos. Uno con carácter competitivo, que participa en los distintos encuentros organizados por la Federación Asturiana y otro que mantiene los orígenes y que tiene como único objetivo seguir entrenando y realizando una práctica deportiva.

El Baloncesto Villa de Mieres fue el equipo pionero en Asturias en llevar a cabo una iniciativa de este estilo. Tras la puesta en marcha de la Escuela de Madres otros clubes se miraron en el espejo mierense para sacar sus equipos y ahora clubes de Oviedo o Gijón también cuentan con estas iniciativas. La Federación Asturiana vio ahí un filón y organiza ligas y torneos en los que las mierenses son claras favoritas.

"No todas teníamos tan claro lo de competir", asegura Rebeca Fraile, quien compagina sus labores de jugadora con las de directiva del club. "Yo me pongo muy nerviosa en los partidos y por eso prefiero seguir yendo a entrenar dos días por semana", asegura. Este es uno de los principales motivos por los que la Escuela de Madres se mantiene. Dos días a la semana, en las instalaciones que el club tiene en el Centro Comercial Caudalia, se juntan a ejercitarse a las órdenes de Pablo Aldecoa.

El equipo de competición, también dirigido por Aldecoa, por su parte, entrena durante tres días en el polideportivo de Rioturbio. "Allí tienen hasta sistemas de juego", admite Fraile. "Si nos centráramos solamente en los equipos de competición, seguro que alguna de nosotras se echaría atrás y lo que queremos es que haya el mayor número posible de jugadoras", asegura la directiva.

El entrenador califica la experiencia de "gratificante" y admite que "dado el crecimiento y el nivel que tenemos, tuvimos que desplegarnos en dos grupos". La presencia del Pabellón de Rioturbio, a disposición del club mierense, también resultó como un soplo de aire. "Era impensable que nos metiéramos 30 madres a entrenar en Caudalia", asegura Fraile.

Pablo Aldecoa es consciente de la evolución que han tenido sus jugadoras. "Cuando veo fotos de hace tres temporadas, observo que los ejercicios que hacíamos eran mucho más sencillos", destaca. Ahora, durante los encuentros, el entrenador escucha a las madres debatir acerca de baloncesto. "Pablo me dijo que tras el bloqueo tenías que continuar", o "te toca cortar en esta jugada, porque si no no podemos seguir moviendo la pelota", son algunas de las frases que se escuchan en entrenamientos y partidos. Rebeca Fraile también es consciente del cambio. "Cuando empezábamos no sabíamos ni botar el balón", rememora.

El baloncesto también se transforma en excusa para buscar un rato de liberación. "Tenemos un gran grupo de amigas", destaca Fraile. Esta iniciativa también tiene su parte lúdica. La canasta sirve para que después puedan reunirse a organizar comidas o cenas.

Pablo Aldecoa también destaca que "son un grupo heterogéneo, pero siempre se ayudan". Las edades oscilan entre los 25 años de la más joven y los 57 de la más mayor. "Me sorprende la vitalidad de las mayores, acuden con la ilusión por aprender de niños pequeños", apunta.

Las madres del equipo mierense son el único conjunto del club, junto al equipo de Liga EBA, que cuenta con las camisetas de color negro. "Tuvimos que pedírselo a Arturo, que accedió a dejarnos compartir la vestimenta del primer equipo", asegura Rebeca Fraile.

Las mierenses organizan amistosos ante otros clubes. La pasada campaña se midieron a la Escuela de Madres de Ribadeo. También se miden a algunos de los equipos de cantera del club, entre los que suelen militar los hijos de algunas de ellas. "Es algo impactante sobre todo para ellos, a mi hija le encanta que su madre comparta actividad extraescolar con ella", admite Rebeca Fraile. En ocasiones hasta se debate de baloncesto en el seno familiar. El Baloncesto Villa de Mieres sigue demostrando su crecimiento, tanto en el plano deportivo como social. Iniciativas de este tipo lo corroboran.

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