"El balón no rodaba, daba saltos, era muy difícil hacer conducciones". Ese era el estado del campo de Los Llerones cuando Roberto Santana entró al cuerpo técnico del Alcázar de Sama. Era la temporada 2001-2002 y el campo del equipo langreano todavía no había sido remodelado para contar con el estupendo sintético que luce en la actualidad. Roberto Santana lleva quince temporadas en los banquillos del equipo langreano, toda una vida dirigiendo a un conjunto que no ha parado de crecer.
Sus primeros movimientos en el Alcázar fueron en el cadete B, para después dar el salto al juvenil B, dirigir al primer juvenil durante cinco temporadas y después regresar al cadete. Esta campaña, Roberto Santana es el técnico del juvenil A, al cual puede devolver en la próxima jornada a División de Honor, la máxima categoría del fútbol formativo nacional.
A lo largo de toda su trayectoria en el banquillo del Alcázar, Roberto Santana ha visto muchas cosas. "Hay momentos buenos y malos", destaca el entrenador. Sin embargo, una máxima se cumple. "Siempre he trabajado a gusto y he tenido total libertad para tomar las decisiones", admite el técnico, si bien se reconoce como "una persona a la que le gusta mucho escuchar".
Un momento perdurará para siempre en la mente del entrenador. "Recuerdo cuando conseguimos ganar la final del Torneo de Barrios al Real Oviedo, que era un auténtico equipazo". El conjunto langreano militaba por entonces en Primera Juvenil, si bien había logrado el ascenso a División de Honor. En las filas del equipo oviedista militaba el ahora jugador del Villarreal Adrián López. "Conseguimos la victoria por 3-2 y es uno de los momentos más felices en el mundo del fútbol", admite Roberto Santana.
Por sus manos han pasado futbolistas que ahora juegan en Tercera División. Es el caso de Adrián Torre, guardameta del Langreo, Ginés, capitán del Tuilla y Matías, extremo del Avilés. "Mantengo contacto con ellos", apunta Roberto Santana. Sin embargo, el entrenador lamenta que otros de sus futbolistas, con condiciones para llegar a la categoría, no lo hayan podido hacer. "El trabajo o las lesiones te apartan de llegar a este nivel", asegura.
Roberto Santana se define como "un técnico trabajador y serio". El entrenador cree en una máxima por encima del resto: el grupo. Para Santana, "lo colectivo está por encima de cualquier individualidad" Pese a ello, no puede "pedir que todos los jugadores sean amigos, pero sí que sean compañeros", asegura. Además, el técnico reconoce "el valor de que la gente venga a entrenar y lo haga bien".
El club ha evolucionado desde su llegada. "Los chavales hacían auténticas virguerías en el campo de arena, pero ahora con el césped artificial la calidad de los entrenamientos ha subido", destaca.
Los langreanos pueden subir esta semana a División de Honor. Su principal rival es el Avilés, que les saca dos puntos y que se mide al líder, el Real Oviedo B. "La temporada es bastante buena, sobre todo porque al principio sería una incógnita, debido al número de jugadores con los que contábamos". A medida que pasaban las jornadas, los langreanos no se sentían "inferiores a nadie", advierte el entrenador. El transcurso de la temporada les ha llevado a estar con opciones en la última jornada del campeonato liguero. "Es algo con lo que no contábamos al principio de Liga", asegura.
El ascenso sería "un broche de oro" a la temporada del primer juvenil del Alcázar de Sama. "Me alegraría mucho por los chavales, por cómo trabajan, es algo que se merecen", apunta el entrenador del equipo langreano. Todo pasa por vencer este fin de semana al Covadonga y esperar por el resultado de El Requexón. Si los planes salen bien, Roberto Santana será el entrenador del Alcázar en la próxima temporada, recibiendo a equipos de la élite del fútbol de cantera español.
