Seguimos con el Camino Primitivo jacobeo por Asturias, teniendo como punto como punto de partida la población de Cornellana.
Un buen punto de salida de la ruta es el Monasterio de Cornellana, desde el cual se toma el itinerario rodea este interesante edificio religioso y siguiendo las pinturas y hitos estos pronto nos ponen en la dirección correcta, pudiendo probar piñones, fuerzas y perniles por el repecho de Sobrearriba, lo cual ya nos pone en situación y a buen seguro que en fila de a uno.
En el pueblo se deja el asfalto para entrar en los tramos más estrechos que bordean dirección Oeste las laderas del monte Campo de los Vaqueiros.
Tras coronar el repecho, el sendero se deja caer por unos zigzagueantes trazos hasta el río Nonaya, que tocamos por unos instantes para llegar pronto a las orillas del arenero de Llamas, cuyo pueblo se cruza siguiendo las marcas jacobeas que nos llevan al Puente la Carril, entrando de este modo en la parroquia de Villazón para ganar los aledaños del Puente Villampero y por la zona bajera llegarnos a los laterales de Quintana.
Tras dejar atrás la Casa de Mexil, de nuevo un intenso tramo de senda y camino por el Espenidal nos llevará a los entornos de Casazorrina, para seguir hacia el solariego caserío de La Debesa, tras mojar los pies en el Nonaya, y ya de esta manera entrar en Salas por el pueblo de Mallecín.
En la Salas con su aspecto medieval, este nos puede deparar un buen tentempié para abordar con fuerza desde la Torre de la Villa el Camino Primitivo que irá subiendo a la vera del río Nonaya, a través de un estrecho valle fluvial por el cual el trazado va cogiendo altura hasta la obligada parada para ver la Cascada del Nonaya, cuyas aguas bajan de Peñallonga. Tras la visita, nos queda aún remontar un tramo que por La Pavera gana el emplazamiento de El Llanón ubicado en la misma carretera N-634. Es un tramo con alguna exigencia técnica en ascenso hasta la misma carretera, por la cual se sigue unos metros hasta coger el desvío ante la vieja casa de Servando, ante la cual se toma a la izquierda, cruzando con cuidado la carretera, y ya por el camino de servicio de la Autovía ganar la aldea en continua subida el pueblo de Porciles, un poco más allá se vuelve a cruzar la carretera nacional 634 en Bodenaya y ya por caminos asfaltados concluir en La Espina. Se afronta ahora el segundo tramo del Camino Jacobeo por tierras tinetenses, que prosigue subiendo por La Calea Arriba. El Camino en cuanto coge altura y deja atrás La Pereda, a la altura de las Matiegas presenta unas excepcionales vistas al Sur sobre las amplias praderas tinetenses con las viejas cordales que se abre al pie del río Narcea de fondo.
Vamos por una sucesión de caminos y sendas que van enlazando pequeñas aldeas ganaderas como El Espín, Argumón, o alguno más grande como Pedregal, para de nuevo subir a faldear por las Tabladas de Rozón y La Escalada. Todo un tramo de excelsa belleza tanto por el entorno como por el propio camino que presenta tramos embarrados, pues el agua mana por todos los lados, pero eso es parte de la belleza de la etapa, aunque los jacobitas vayan un poco agotados de tanto sortear charcos y escorrentías. Habrá que tener cuidado pues abundan este tiempo la presencia de peregrinos y ellos tienen preferencia.
Se sigue el bello camino que se abre paso entre por carrileiras de piedras a modo de linde, y entre prados de un verdor increíble, el camino sube un poco más por encima de Santa Eulalia de Tineo para cruzar el riego de Ferroiro y entrar en el entrañable lugar de la Ermita de San Roque, al pie del pico Las Eras ya en la recta final hacia la villa de Tineo donde se concluye la etapa que hemos establecido para esta ocasión.
