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Un nómada de los banquillos

El técnico lavianés José Enrique Suárez ha dirigido once equipos asturianos en diferentes categorías durante sus más de tres décadas de trayectoria profesional

José Enrique, en Las Tolvas, donde inició su carrera como técnico. RFPA

Temporada 1982-83. Campo: Las Tolvas. Equipo: Titánico de Laviana. Así podría comenzar la biografía deportiva como entrenador de José Enrique Suárez Corte. Han pasado muchas temporadas desde que el técnico lavianés diera el salto a los banquillos. Ahora, retirado de los quehaceres de entrenador, José Enrique lleva una vida sencilla donde no falta el fútbol, algo que "forma parte de mi vida", dice. Y no es para menos, ya que lleva a sus espaldas más de tres décadas en el fútbol asturiano, lo que le han servido para ganarse el favor de todos los que rodean a este deporte en el Principado.

Por eso, por su trayectoria, recibió la Insignia de Oro del Comité Asturiano de Entrenadores. "Es una alegría y un orgullo inmensos, me siento un privilegiado", indica. Además, durante la gala "estábamos sentados en la mesa junto a Vicente del Bosque, Vicente Miera y Fernando Hierro. Mi mujer y yo estábamos alucinados, fue increíble", añade. ¿Una mesa muy futbolera? "Pues sí, la verdad es que me hizo mucha ilusión recibir este galardón", añade.

El idilio entre José Enrique y el fútbol comenzó, como en tantas otras ocasiones, siendo un niño, jugando en diferentes equipos de la región. Llegó incluso a militar en la selección juvenil asturiana y en Tercera, "pero la de antes, la interautonómica", recalca. Ya por aquel entonces tenía decidido dar un paso más. Por eso, una vez que colgó las botas, José Enrique tuvo claro que quería seguir vinculado al deporte rey y qué mejor forma de hacerlo que sentarse en el banquillo, que entrenar.

Fue paso a paso. Primero sacó el título juvenil (tiene hasta el nacional) de entrenador y dirigió al Titánico. Fue su primera experiencia como entrenador, pero no la última. Desde la campaña 1982-83, el técnico de Pola de Laviana no se ha apartado de los banquillos en más de tres décadas. "Guardo recuerdos inolvidables, yo que no fui nadie", indica, con modestia.

Más de 30 años en los banquillos dan para hacer un libro. O dos. A bote pronto, a José Enrique se le vienen a la cabeza varios capítulos de su vida deportiva. Como cuando entrenando al Asturias de Blimea de Tercera se enfrentó al Sporting B con Abelardo, Luis Enrique y Manjarín. O cuando dirigiendo al Pumarín se midió al Real Oviedo. "Quien me iba a decir a mí que me enfrentaría al Oviedo y que iría al Carlos Tartiere como entrenador, fue alucinante; al igual que ver el campo de Pumarín donde no cabía más gente", explica el entrenador, que subraya "que tengo muchas historias relacionadas con el fútbol".

José Enrique ha dirigido a once equipos en su exitosa trayectoria: Titánico, San Esteban de Ciaño, Asturias, Langreo (en Segunda B), Rey Aurelio, Lealtad, Pumarín, Piloñesa, Hispano, Alcava y Racing de Sama. De todos guarda muy gratos recuerdos, tanto de los jugadores, como de los dirigentes. "He conocido a muchos futbolistas, directivos y gente de fútbol, imagínese cuántos jugadores han pasado por mis manos", dice.

Se nota que a José Enrique le apasiona el fútbol. Le gusta hablar de ello y recordar una trayectoria marcada por los éxitos. Incluso se remonta a la niñez y asegura, entre risas, que "no sé si habré nacido con un balón debajo del brazo, creía que sin el fútbol no podía vivir", señala. Eso sí, el técnico de Laviana es consciente de que no habría podido hacer lo que le gusta si no es por el apoyo de su familia, un pilar básico en su vida. "Si no es por ellos, imposible. El fútbol es muy sacrificado. Son muchas horas. A mis hijos los veía por la mañana y cuando llegaba por la noche ya estaban en la cama", sostiene. En este sentido, José Enrique también quiso agradecer el trato en su trabajo en un banco, "donde me daban facilidades para que pudiera seguir entrenando".

A pesar de todo, mereció la pena, y ahí está su legado, el que guarda en forma de recortes de periódico, fotos e insignias en un rincón de su casa y que de vez en cuando les echa un vistazo para recordar su trayectoria por el fútbol asturiano. "Guardo incluso todos los contratos de todos los equipos en los que estuve", subraya. "Y guardaré también este reportaje cuando salga", añade.

Sus últimos pasos como entrenador los dio en las categorías inferiores del Alcava. Ahora, está alejado de los banquillos, pero no del fútbol. Acompaña a uno de sus nietos, Pedro, de 6 años, que juega en el Alcava. "El fútbol sigue presente en la familia", comenta. "Me gusta ir a verlo jugar y llevarlo a entrenar", indica.

¿Y el futuro? ¿Se ve otra vez entrenando? Ante estas preguntas, el entrenador de Pola de Laviana asegura que no lo descarta, "aunque tendría que ser algo serio y que me atrajera", sostiene José Enrique, que añade que "también soy consciente de que hay que dejar paso a la juventud, que viene muy preparada".

Así es José Enrique Suárez Corte, un técnico que lleva 34 años colegiado, de los que ha entrenado 31 de manera consecutiva, y que ha dejado su impronta en cada uno de los once conjuntos que ha dirigido y entrenado. Más de tres décadas en los banquillos que lo convierten en uno de los nómadas y trotamundos del fútbol asturiano, ya que ha dirigido a equipos a lo largo de toda la geografía regional, desde la Cuenca del Nalón, pasando por la capital del Principado, Castrillón o Infiesto, entre otros.

Quien sabe si José Enrique volverá a sentarse en un banquillo. El tiempo lo dirá. Lo que sí es seguro es que el entrenador nacido en Pola de Laviana tiene detrás una trayectoria que le ha servido para formar parte por méritos propios de la historia del fútbol asturiano.

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