Dicen de él que es una firme promesa del rugby asturiano, aunque prefiere no hacer caso de dicha afirmación. Es más, "yo sólo me limito a jugar, esas cosas me entran por un oído y me salen por el otro", sentencia. Desde los 12 años su vida siempre ha estado vinculada al rugby, deporte que compagina con los estudios. El protagonista tiene nombre y apellidos. Se trata de Jaime Barettino, jugador del Real Oviedo Rugby, un chico que disfruta del deporte del balón oval y que tiene en casa a uno de sus maestros. Y es que su padre, José Luis Barettino, también jugó al rugby y llegó a disputar la liga de División de Honor. Hasta hace unas semanas era el presidente del Oviedo Rugby, cargo que tuvo que abandonar por motivos laborales.
Jaime descubrió el rugby en primera persona en el colegio Los Robles con apenas 12 años, cuando se apuntó a la actividad extra escolar del centro. "Mi padre me dijo que lo probara, me gustó y seguí, además no se me daba mal", dice.
Desde entonces, Jaime ha ido evolucionando y quemando etapas hasta convertirse en una de las promesas del rugby asturiano. Y la prueba es que ya ha ido convocado dos veces con la selección española de su categoría. La primera, con el combinado que disputó el Europeo sub-18, y la segunda, hace apenas unas semanas cuando formó parte de la selección española que viajó a Rumanía para jugar el campeonato de Europa Seven sub-18. "La verdad es que fue una sorpresa, pero estoy muy contento", indica.
Jaime milita en el Oviedo Rugby, entidad a la que llegó con 13 años y donde actualmente juega en el División de Honor B. Es su primera temporada en el equipo senior y, de momento, "todo va muy bien, estoy muy a gusto", comenta.
Jaime entrena tres días a la semana en el campo de El Naranco, además de jugar los fines de semana. Compagina el rugby con sus estudios de Medicina en la Universidad de Oviedo. ¿Hay tiempo para todo? "Sí, si te organizas, sí", apunta Jaime, que juega de central y se define como "un jugador bastante rápido y decidido".
Su trayectoria la sigue al detalle su padre, que no se pierde ningún partido. "Siempre fue bastante exigente. Antes, mi padre era de esos que estaba en la banda y me gritaba lo que tenía que hacer, ahora ya no", dice, entre risas. Aun así, es un pilar importante en la vida deportiva y personal de Jaime, que estuvo un año en Nueva Zelanda, donde compaginó estudios y rugby, ya que jugó en el equipo del colegio donde estudió. "Fue una experiencia increíble, muy buena".
Barettino tiene por delante un futuro prometedor. A medio plazo, su reto es hacer un buen papel en la liga, donde el objetivo "es mantenernos", aunque el jugador se muestra ambicioso y no renuncia a nada. "Creo que podemos hacer más, pero eso se verá con el paso de las jornadas", subraya. A nivel de selección, Jaime Barettino entra en un año complicado. Ahora, por edad, tendría que jugar con el combinado sub-20, donde hay mucha competencia. "Este año será difícil entrar en la selección", comenta el jugador. Aun así, Jaime seguirá entrenando y peleando para que desde la federación española sigan confiando en él.
A largo plazo, aunque es pronto, su intención es seguir vinculado al rugby y continuar con la carrera de Medicina. No sabe que especialidad hará cuando termine los estudios, aunque tiene en mente Traumatología, algo que le permitiría seguir al lado del rugby.
Así es Jaime Barettino, un jugador con los pies en el suelo, que adora el rugby, un deporte que vivió desde pequeño en casa. Su padre le animó a probar este deporte consciente, o no, de que le iba a gustar. Por suerte le hizo caso y en la actualidad, aunque a Jaime no le guste leerlo, está considerado como la última perla de este deporte en la región. Veremos lo que le deparará el futuro a este joven central, que va camino de hacer uno de sus mejores ensayos.
