La Nueva España

La Nueva España

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

Entrenador nacional de voleibol | La cancha

Silencio se juega

Reflexiones sobre el pobre momento del voleibol nacional

El español Guillermo Falasca remata en un partido ante Serbia. REUTERS

Suena un pitido, prevenidos, silencio, concentración, empieza el juego.

Llegó la hora de la verdad, el momento en el que hay que poner en práctica todo aquello que durante muchas horas se ha entrenado, con el convencimiento de que este trabajo va a llevar al equipo al éxito.

Los deportistas en cancha empiezan a moverse sincronizadamente con movimientos medidos de ataque y defensa, intentando superar al equipo contrario.

Esto viene a cuento por la añoranza que uno tiene de aquel voleibol de hace un cuarto de siglo que nos hizo temblar de emoción; paulatinamente, este deporte fue dando marcha atrás, y hoy es una caricatura devaluada de aquél.

El voleibol español en Barcelona-92 tuvo unos héroes ganadores del primer diploma olímpico conseguido por esta modalidad deportiva, completando así los mejores Juegos Olímpicos de su historia.

Esto fue posible por un plan de trabajo cuatrienal serio, con altura de miras y con ambición, con un patrón de juego personal que se adaptaba perfectamente a las características de nuestros jugadores, estando al mando de este plan como máximo responsable el prestigioso técnico cubano Gilberto Herrera, gran conocedor del voleibol mundial y maestro en la estrategia del juego.

Tenemos que volver a poner la vista en esa cota y trabajar con eficacia y altura de miras para alcanzar de nuevo este brillante objetivo.

Compartir el artículo

stats