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Natación

Veinte años como si nada

Javier Hurlé pone punto final a su etapa como técnico en el Club Natación Ciudad de Oviedo, tras más de dos décadas de intenso trabajo y numerosos éxitos deportivos

1 de Abril de 1995. Piscinas de El Cristo. Ese día y ese lugar estarán para siempre grabados en la mente de Javier Hurlé Mosqueira. ¿Por qué? Porque ahí comenzó su aventura en el Club Natación Ciudad de Oviedo. Agosto de 2017. Piscinas del Parque del Oeste. Es otra de las fechas que Hurlé tendrá guardadas en la memoria, porque ese día dijo adiós al CNCO. Entre una y otra fecha han pasado más de 22 años en los que el hasta hace poco director técnico del club ha vivido momentos de todo tipo.

Hurlé, nacido en Avilés en 1970, comenzó en la natación con 7 años. Fue nadador en el Club de Tenis de Avilés y en el Club Natación Avilés, y ha desempeñado labores de técnico y gestor deportivo. Ahora dice adiós al CNCO, a su otra familia. Echando la vista atrás, Hurlé recuerda los inicios en la entidad. "Con Marisa Estrada de presidenta llegamos Roberto Hevia y yo para hacernos cargo del equipo. Después vino Roberto Martínez. La ilusión era muy grande, pero los inicios fueron de mucho trabajo porque el CNCO venía de una situación muy complicada por el cierre de las instalaciones de El Cristo, donde entrenaba, y eso hizo que el número de nadadores bajara a menos de 70", dice. Ahora, ronda los 500.

¿Los mejores momentos? Hurlé destaca, además de los éxitos deportivos que fueron muchos, uno especial junto a Jorge Conde, capitán del equipo y "el velocista más puro que he tenido". Entre los dos se plantearon un reto deportivo de gran exigencia. "En noviembre de 1998 en la Copa de Asturias salió todo perfecto. El momento que se me quedó grabado fue la salida de Jorge del agua, la satisfacción de su cara y, sobre todo, el abrazo y el gracias tan sincero que me dijo".

Asegura que no se le ha quedado ninguna espinita clavada y que "me voy con la tranquilidad de haber sido honesto con el club, conmigo y con las personas que han depositado su confianza en mí". El único aspecto negativo en todos estos años "es el tiempo que le he quitado a mi familia. Tanto Marta, mi esposa, como mi hija Lola, siempre han sido comprensivas con mi trabajo y eso es básico para poder hacerlo con ganas e ilusión". Hurlé cierra una etapa, pero empieza otra igual de ilusionado. Ahora, como él mismo dice, "disfrutaré de la natación desde la grada". Su futuro va encaminado al Derecho Deportivo, con un ambicioso proyecto que pronto verá la luz.

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