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Los que forman las promesas

El ADBA, Gonzalo Peral y Blanca Mar Blanco, premios "Tiempo de deporte", coinciden en la importancia de una cantera fuerte para garantizar el futuro de los clubes

Blanca Mar Blanco, entre algunos de sus pupilos de la Atlética, en un entrenamiento de esta semana. MARA VILLAMUZA

El club de baloncesto ADBA; el presidente del Llaranes Club de Fútbol, Juan Miguel Gonzalo Peral, y la entrenadora de atletismo de la Atlética Avilesina, Blanca Mar Blanco, son tres perfiles diferentes, pero los tres han sido elegidos como ejemplo de la promoción del deporte entre los más pequeños. Los tres recibirán el premio "Tiempo de deporte" en su apartado deporte base, que otorga el Ayuntamiento de Avilés, el próximo 15 de noviembre en la Gala avilesina y todos ellos coinciden en que preocuparse por la cantera es garantizar el futuro de los clubes.

El ADBA, en sus 40 años de historias ha tenido altibajos en este sentido, pero desde hace años se ha abonado a la premisa de que sin cantera no hay futuro. "Llevamos dos o tres años intentando trabajar al máximo la cantera. Este año tenemos dos equipos por categoría desde infantil además de conjuntos en varios colegios", explica María José Ondina, presidenta del club. El objetivo está claro: "Estamos trabajándolo al máximo y se empieza a notar en el equipo de Liga 2, en el que en los dos últimos años contamos con alguna junior en la estructura del primer equipo. Es fundamental tener cantera y que haya niñas que lleguen arriba, que puedan ser jugadoras competitivas en Liga Femenina 2".

La Liga 2 es la segunda categoría nacional del baloncesto femenino y debutar en ella es muy complicado, por eso, el ADBA quiere preparar a sus alrededor de 80 jugadoras para poder dar ese paso: "Llevamos tres años trabajando un día a la semana tecnificación, al margen del resto de entrenamientos". Eso sí, disfrutar del baloncesto es también clave para que las pequeñas tengan las ganas y el deseo de llevar al club a lo más alto.

Peral se puso al frente del Llaranes hace tres años, pero ha dedicado al fútbol muchos más. "Tengo 65 años y empecé a los 10 a jugar. Lo dejé pronto, porque el Independiente de Llaranes éramos un grupo de amiguetes, que subió a 1.ª Regional, y cuando comencé a trabajar en la empresa tuve que colgar las botas", señala. Antes había jugado en el Bosco y el Marino de Luanco. En el 79 sacó la titulación de entrenador y a partir de ahí "a dar tumbos", como él mismo dice. Y es que en sus funciones de técnico y directivo ha formado parte del Navarro, Pixueto, Bañugues, Berrón, Revillagigedo y Atlético Avilés, además de en el Llaranes.

"Por ejemplo, en el Llaranes entré en 2005, como entrenador, pero también coordinaba, vendía entradas, ayudando a la directiva... haciendo de todo un poco", recuerda.

Le hace ilusión el premio que le otorga Avilés, pero por el colectivo del Llaranes más que en lo personal: "Este reconocimiento a muchas personas en el deporte base, no solo a los que estamos en primera línea. Hay que reconocérselo a cualquier directivo de cualquier club y cualquier disciplina, que están trabajando día a día. "Yo lo tengo claro, si no tuviese a los directivos que tengo ahí, que trabajan todos los días. Este reconocimiento es más de los doce directivos que están conmigo que mío".

En el Llaranes, que rige, son 161 jugadores los que forman parte de la estructura. "Ahora sacamos un equipo de iniciación de 8 niños que son los que te sacan la sonrisa. Es una gozada verlos disfrutar", comenta el presidente. "Es muy importante tener una estructura fuerte. Para nosotros es siempre un orgullo tener dos o tres jugadores que suben cada año del juvenil al primer equipo. Es ver que el trabajo funciona", sostiene.

Blanca Mar Blanco todavía es atleta, en veteranos, categoría en la que en 2013 participó en el Europeo de pista cubierta y consiguió dos medallas, una de plata y otra de bronce, que se suman a las muchísimas que tiene en el Nacional. Sin embargo, este premio le hace especial ilusión: "Ha sido una sorpresa y es el mejor reconocimiento que me pueden dar, el que me importa de verdad".

La entrenadora llegó a Avilés en 2005, procedente de Torrelavega, donde creció. Fue precisamente en la localidad cántabra donde empezó a ejercer como entrenadora y su experiencia la plasmó primero en el Avilés Atletismo y ahora en la Atlética Avilesina. Su premisa es clara: "Es importante saber cómo hacer que se diviertan haciendo atletismo. Son niños y hay que verles como tal. Ellos aprenden como esponjas, no hace falta que se lo señales como a un adulto, con ejercicios específicos, ellos aprenden de otra manera".

Lleva a grupos alevines e infantiles, y afirma que no se cansa de ello. "Me encanta ver como aprenden, enseñarles a hacer atletismo. Trabajo todos los días con ellos, buscando en que pueden progresar y cuando lo consiguen es un orgullo", sentencia la entrenadora. A ella le toca el punto exacto para que los niños se enganchen: "La categoría cadete es la clave, porque empiezan a tener otras preocupaciones". A ella, por tanto, le toca poner la base para que esas "preocupaciones", no les aparten de la práctica del deporte.

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