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El baloncesto del sol naciente

La escolta japonesa Ayumi Takagi, que lleva tres años en España, compite esta temporada en el equipo langreano del Valnalón, en Primera Autonómica femenina

La japonesa Ayumi Takagi, junto a sus compañeras y su entrenador. FERNANDO RODRÍGUEZ

Cuando Ayumi Takagi comenzó a practicar el baloncesto, hace 18 años en la localidad japonesa de Hokkaido, no se imaginaba que la vida le iba a llevar a defender la camiseta de un equipo de la Cuenca Minera asturiana. Esta escolta de 31 años forma ahora parte del Valnalón, conjunto que milita en la Primera División Autonómica femenina.

Sus inicios en el mundo de la canasta fueron casuales. En Japón, los estudiantes deben completar una serie de créditos con actividades extra escolares para graduarse. Así se inició en el mundo de la canasta. Ayumi recaló en España hace tres años y se dedica a dar clases de japonés en Oviedo y en Gijón. Antes, en Japón, ejerció como enfermera durante siete años.

También la casualidad fue importante para que Ayumi recalase en el Valnalón. Su pareja, Enrique Úbeda, volvió a jugar en el equipo de su localidad la pasada temporada. "Como también tenían un equipo femenino que entrena los mismos días, me convenció para que viniera", asegura la jugadora, que iniciaba su primera experiencia baloncestística lejos de Japón. En un principio, solamente se dedicó a entrenar, pero con el paso del tiempo, el club le tramitó una ficha federativa y ya es una más en el equipo.

El idioma resultó una barrera durante los primeros días. "Al comienzo me sentía un poco mal, y no porque me mal, sino porque creía que estaba estorbando, no entendía lo que hablaban y durante los primeros tres meses en el equipo venía a cada entrenamiento diciéndome que este iba a ser el último día". Las cosas cambiaron y comenzó a hablar el idioma con cierta fluidez. "Las compañeras me explicaban las cosas más despacio y podía hacer todo en los entrenamientos; evidentemente no es lo mismo hablar español con tranquilidad, en una cafetería, que en un tiempo muerto de un minuto...", comenta.

Tras un partido de la pasada temporada, al que acudió como espectadora, todas las compañeras le insistieron para que se hiciese una ficha y comenzase a jugar los partidos. "Me sentí muy feliz porque noté que podía ser útil", recalca.

Las diferencias entre Japón y España son muy grandes para Ayumi. "Esto es un viaje al pasado", bromea. La jugadora recalca que "aquí el ritmo de vida es más lento, pero es algo que se agradece, estoy muy contenta en España, ya que la gente es muy simpática y expresa sus sentimientos en cada momento, algo que no sucede en Japón".

También hay diferencias en el baloncesto. "Allí se entrenan muchas horas y después repasamos todo en vídeo para corregir errores, los entrenadores son muy exigentes y muy disciplinados, pero hasta la universidad, las competiciones son en formato eliminatorias, solamente los profesionales juegan cada fin de semana, eso es algo que me sorprendió", destaca. La liga profesional femenina tiene más nivel que la masculina en Japón, aunque allí, el deporte nacional es el béisbol.

Ayumi es una enamorada del baloncesto y le gusta mucho ver partidos. Su jugadora favorita es Asami Yoshida, integrante de la selección femenina japonesa. Sus recuerdos del Mundial masculino de 2006 son borrosos. "Sé que lo ganó España". Ahora, el país que se hizo con el oro en su hogar hace doce años, es su casa de acogida. Aquí sigue disfrutando del deporte de la canasta.

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