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Las pioneras del rugby femenino

Tres jugadoras del Pasek Belenos que se entrenaban con el equipo masculino logran divulgar este deporte por varios colegios hasta conseguir formar un conjunto con veintiún integrantes

Jordi Sánchez da instrucciones a las jugadoras. MARA VILLAMUZA

Si a Yaiza Marqués, Marina Duque y Conchi Gutiérrez les dicen en octubre que a finales de año van a tener otras 22 compañeras en su equipo de rugby no se lo habrían creído. Las tres jugadoras eran las únicas mujeres del Pasek Belenos a principio de curso. Su temporada apenas consistía en unos cuantos entrenamientos con los equipos sub 16 y sub 18 masculinos. Un buen día, su entrenador, Jordi Sánchez, les ofreció ir a contar las bondades de este deporte por los colegios de la comarca de Avilés y los gimnasios. Ellas, hartas de no tener un equipo normal, aceptaron sin dudar. Y triunfaron: en el último encuentro de una liga de promoción fueron 21 jugadoras; 19 con licencia y otras dos que debutaron. Un hecho sin precedentes en el rugby femenino local.

"Al acabar el último partido, estaban diciendo que nos federásemos en la Liga Norte, una auténtica barbaridad, porque ese era el objetivo a largo plazo", señala su entrenador, Jordi Sánchez, quien hace las veces de preparador también en el Oxigar Belenos, el primer equipo masculino que lucha por el ascenso a la División de Honor B.

"La liga en la que estamos no tiene límite de edad. Nosotros somos un equipo joven de entre 16 y 18 años, por ahora seguiremos en esta liga, porque además tiene un formato curioso: cada equipo organiza un partido e invita a los demás, para intercambiar jugadoras si es que alguno de los combinados no tiene suficientes para jugar", explica el preparador, orgulloso de sus jugadoras.

"La primera vez que fuimos por los colegios, vinieron a entrenar 20 chavalas. Solo se quedaron tres, pero a base del boca a boca fuimos sumando más y más, hasta hoy", apunta Sánchez. Es el caso por ejemplo de Coral Rodríguez a quien el rugby la ha enamorado, tanto que está dispuesta a colgar las botas de fútbol por el. "Llevaba años jugando al fútbol y empecé en un equipo, pero por un tema de mudanza tuve que dejarlo. Me decidí a probar para hacer algo diferente para completar la temporada, pero ahora lo tengo claro: el año que viene juego al rugby", sentenció la jugadora del Belenos, sobre su participación.

Por el momento, las jugadoras están cogiendo experiencia, de ahí que busquen jugar el mayor número de partidos posible. "Vamos poco a poco aprendiendo las reglas, pero ese es parte del encanto de este deporte, es muy bonito", señala Lúa Vega, que ya ha jugado en las dos últimas jornadas ligueras. Sea como sea, lo que más les gusta a todas es el ambiente que rodea al rugby dentro y fuera del campo. Un ambiente del que tras el triunfo de esta temporada, no en lo deportivo, pero sí en lo colectivo, esperan saborear muchos más años, después de haber logrado la eclosión del rugby femenino en Avilés.

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