Recordé elementales nociones de óptica por las tarjetas de Caja Madrid. Las llamaron "opacas" relacionándolas con los cuerpos que impiden el paso de la luz. A mi juicio son translúcidas, no soportaron los deslumbrantes focos de la Hacienda Pública, aunque no se vea con claridad que hay tras ellas. Son de cristal biselado. Los ciudadanos están convencidos de que casi toda nuestra sociedad política y económica es translúcida. Algunas personas que usaron las citadas tarjetas insisten en su honradez. Puede, aunque eso sea hoy harto difícil. Vean. Alguien ha inventado un test al respecto. Te preguntan qué harías si te encontrases unos miles de euros en un sobre en la calle. Tú, que te consideras honrado, dices que informarías a la policía. ¿Y si no aparece el dueño? Respondes más o menos que darías una cantidad a los pobres y con el resto taparías esos agujeros que todos tenemos. ¿Ya está? "Sí". Al final sale el resultado: esperas que sea el de persona proba, pero no, sale "corrupto". No dijiste que incluirías el hallazgo en tu declaración de la renta.