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Cronista de Noreña

La casería de don Higinio

Despedida a un laborioso personaje, inquieto y con mil y una ideas en la cabeza

Se nos fue este personaje que conocí hace ya algunos años, siempre inquieto, laborioso y con mil y una ideas en la cabeza. Daba la sensación de que lo tenía todo por hacer, andando siempre ágil, a la carrera, la calma no iba con él. Me hablaba hace tiempo del poco caso que le hacían los políticos del gremio rural, pero no sólo a él, sino a todos los que pretendían elaborar productos sanos, de calidad, ecológicos. Tal parece que están apartados de la mano de Dios como se suele decir. Pero no estaban solos, porque a cualquier hora era recibido en Madrid por don Isidoro, que conocía de primera mano los productos que elaboran en esta casería de La Madera, así como los responsables de otras grandes superficies españolas, y en cambio, las dos empresas asturianas más representativas de los productos asturianos no le hacen ni caso. Sus yogures o natillas, sus mazapanes, sus polvorones, sus arroces con leche o sus quesos están elaborados con suprema calidad. Higinio hablaba de cada uno de ellos con el cariño que se pone en la creación de cualquier obra y los ofrece con total seguridad en los mercados más importantes

Recuerdo una anécdota sucedida cuando pregoné la fiesta del arroz con leche en Cabranes. Era el año 1991 y entre los premiados de aquel certamen -generalmente participaban solo mujeres- había un caballero de Siero lo cual extrañó a todos. Posteriormente me enteré de que se trataba de un señor de La Madera de Siero, y claro está, se trataba de Higinio que quería medir y comparar en aquellos comienzos laboriosos y quizás románticos las calidades de sus elaboraciones respecto a los de las mujeres cabraniegas.

Higinio, en los últimos tiempos, con el consejo familiar de su esposa Carmen, de sus hijos Francisco y Juan, incluso de su nuera Mercedes, andaba empeñado en "echar los gochos al monte" como siempre estuvieron, gochos asturceltas, fozando por debajo de los robles o de los avellanos. Probé en algún momento picadillo y el adobu de esta variedad porcina y el sabor es claramente diferente. Se preguntaba el porqué los empresarios cárnicos no se hacen eco de esta novedad en el mercado regional, dado que tiene un futuro muy halagüeño, pero en estos tiempos tan complicados quizás nos miremos todos demasiado al ombligo, o también demasiado pendientes de lo que hace el vecino. Así nos luce la economía.

Higinio y Carmen se sentaban al atardecer en la tenovia del hórreo de la casería, cavilaban sobre posibles nuevos productos, con ojo avizor por si los jabalíes se acercaban -como es habitual- a dañar las praderas cercanas por donde están La Careta, La Bonita, La Perla o la Estrella, todas ellas pastando en la misma dirección a favor del viento.

Descanse en paz tan laborioso personaje. Uno de los hombres de la fesoria que diría Vázquez-Prada.

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