Si desde estas mismas líneas critiqué abiertamente la dejadez de los partidos políticos a la hora de retirar los carteles tras las elecciones, en esta ocasión debo felicitarlos a todos por su diligencia al respecto. Apenas quedan restos de la propaganda que animaba a depositar la papeleta en mayo, por el bajo Nalón, aunque hay excepciones. Siempre me inquietó ir viendo la cara de los candidatos vencedores y perdedores, y me entraban ganas de decirle a unos que ya no hacía falta que siguiesen poniendo ese gesto apacible y seguro, y a otros que cambiasen de gesto que ese no había funcionado. Los primeros rayos de sol primaveral y estival, abundantes este año, iban haciendo que la impoluta vestimenta perdiese intensidad y que el rostro fuese haciéndose cada vez más pálido, convirtiendo al candidato o candidata en un rostro con mal color y ropas raídas. Las paredes desnudas y los muros descubiertos son un paisaje más agradable.