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Los últimos druidas

Se van los vencejos

Y con ellos las últimas hebras del verano. El otoño y otras luces ya están a la vuelta de la esquina. Carecen estas aves del gorjeo de las golondrinas, pero tienen el don de ser las reinas de los cielos. El estío ha sido generoso por estos valles. He visto mucha gente por Buyera, Las Xanas, el embalse de Valdemurio; pasear arriba y abajo por la Senda del oso; caminar entre el musgo y a las arandaneras de los bosques de Agüeria y Montegrande; riadas de curiosos en Los Xiblos con un río sin agua; casa-caravanas con decenas de gentes llegadas de todo el país; pedaladas en bicicleta y jinetes a caballo; visita a los lugares mágicos y enclaves donde el alma se recrea; grupos en la colegiata, Banduxo, el museo etnográfico; el Parque de la Prehistoria y Cueva Huerta; paseos a caballo y en bicicleta; actividades culturales con música, teatro y poesía? Llega el otoño y con él el silencio y la vuelta a lo de siempre. Los "cincuenta y cinco" de Trubia sin trabajo y otros cincuenta y cinco muertos en la bodega de un barco. Les dije a los vencejos que aquí los esperamos; pero vivos. ¡Hay sitio para todos!

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