Hace años, en la Casa de Cultura, con auge de la corriente segregacionista de Lugones, tras la exposición, hubo posterior coloquio. El argumento básicamente planteado había sido la discriminación respecto a la Pola en inversión y servicios. Uno, que no puede reprimir su cariño por su localidad natal, argumentó que Carbayín durante más de cien años sacrificó paisaje y personas sin contrapartidas, para que el carbón pudiese potenciar el concejo, y la industria lugonina, y que entonces, que la minería del carbón estaba en plena crisis, se pretendía espetar un "ahí os quedáis". Bueno, que eso de la solidaridad sólo es para cuando haya que quedar bien. Lo mismo es transferible al caso catalán. Los asturianos escupieron sus pulmones y ennegrecieron sus ríos para que las industrias vasca y catalana se beneficiasen de nuestro barato carbón y ahora que las cosas no nos van bien, ¡hasta luego, Lucas! Por eso, cuando surge el tema digo que los únicos catalanes en los que pienso es en los de Bimenes; porque a los de Suares les llaman catalanes por su espíritu de trabajo y carácter independiente, no independentista.
