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Mañana sale el sol

No hay pueblín

Cuando se quiere se puede. Esta frase tan universal es aplicable a todos los lugares del mundo, sea por la causa que sea y de ello saben bien los vecinos de un pueblín llamado Santolaya. La identidad y el respeto al legado que se traspasa generación a generación en estos tiempos globales es importante mimarlos. Esto fue lo que ocurrió hace ahora 13 meses cuando un grupo de jóvenes decidimos coger el toro por los cuernos y lanzarnos a la aventura de organizar el último fin de semana de agosto las fiestas que el pueblo del que somos originarios o vecinos se merecían desde hace mucho tiempo. Esperamos que hayamos estado a la altura y que todos los que pasaron por allí se fueran con nuestro objetivo cumplido: pasar un buen rato en compañía de su gente. Preservar la identidad cultural de los pueblos es una necesidad; en el complejo contexto contemporáneo, la circulación de valores puede anular una determinada tradición y dejar a las nuevas generaciones huérfanas de su autenticidad y raíces. No es cuestión de restar, sino siempre de sumar. Como Santolaya.

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