Aunque las urnas no pudieron conseguirlo, finalmente los tribunales forzaron la renuncia de Antonio de Luis Solar como alcalde praviano. Respetando escrupulosamente lo dictado por el partido en el que milita, la apertura de juicio oral era la frontera prohibida y, demostrando su compromiso con las siglas bajo las que se presentó a los comicios, formalizó con diligencia su dimisión como alcalde y concejal. Los que dicen que Toni hizo más por el partido que el partido por él estaban muy atinados. Él se equivocó y será la justicia la que decida la magnitud del asunto, pero la sociedad praviana parece tenerlo claro desde hace tiempo. Siempre resulta triste despedir a un alcalde sin que intermedien las urnas, pero también lo es ver cómo los que lanzaron la piedra ahora culpan a la justicia de la situación generada. A su sustituto, producto genuino del solarismo praviano, le queda mucho hecho, pero más por hacer, al deber transformarse de mano derecha a cuerpo entero, con su estilo propio.