Hay cosas que no siendo inocentadas lo parecen. Sobre todo si ocurren un veintiocho de diciembre. En Siero, ese día, fue presentada en comisión una moción para se declarase nuestro municipio como "Municipio Laico". Y los concejales solicitantes, cuyos "servicios" pagamos todos, se quedan tan panchos pasándose por cierto sitio el artículo 116 de la Constitución. Vamos a ver: un municipio está formado por un territorio y la población que lo habita. Declarar laico un territorio es una memez, y hacerlo con personas es totalitarismo. Con igual derecho alguien podría proponer declarar Siero municipio religioso, bobada tan intensa como su opuesta. Hay que decir alto y claro que el laicismo es una ideología y que quienes pretende imponer a los demás su ideología son despóticos. Muchos sierenses lamentan en algunos de sus representantes falta de talla intelectual y de altura de miras, lamentando que se pierda tiempo en payasadas. Nuestro difunto párroco, don Juan Bautista, decía que quienes se oponen con tanta vehemencia a lo religioso casi siempre era por "indigestión de hostias" propia o heredada. Es una explicación benévola y tolerante porque cualquier otra los dejaría peor.