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La serliana

Mundo Collada

La necesidad de mantener vivo el recuerdo de un referente en el mundo de la sidra

Mundo: hace tiempo que quería escribirte unas letras, una especie de "litterae familiares", con el objeto de no perder el contacto entre nosotros y retomar las charlas amenas cuando nos toque.

Como preludio, no quisiera dejar pasar la ocasión de darte las gracias por introducirme en el conocimiento de un mundo, el de la sidra, que en su caminar, acertado o desacertado, ya nos fagocitó a algunos cuantos. No obstante, ahí están las actas de los cursos "El Mundo de la Sidra: Una actividad con raíces y proyección de futuro" que, gracias a tu trabajo y al de Belén, dejan constancia del estadio en el que nos encontrábamos en los años noventa del siglo pasado.

Entre otras cosas apuntábamos que: "El futuro (?) pasa por la puesta en funcionamiento de un Instituto Tecnológico y la implantación de la Denominación de Origen para la Sidra de Asturias con todas sus consecuencias, y los receptores serán aquellos que quieran serlo, también con todas sus consecuencias. De esta manera la sidra tendrá el debido reconocimiento dentro de los mercados y el producto estará avalado por un 'label' o marca de calidad que ofrecerá al consumidor una garantía que difícilmente pueda ser discutida".

No íbamos desencaminados, pero ahora eso no es lo importante; lo esencial es mantener vivo tu recuerdo y eso es lo que pretendo.

En fin, Mundo, gracias por protegerme y por las lecciones gratuitas sobre enología, siempre con novedades que catar, en un ambiente impagable y presidido por una socarronería sana y asturiana.

Mundín, nos veremos, acuérdome mucho de ti. Un abrazu.

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