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Cardiólogo

Pedro Alonso y su influencia decisiva

La Noreña de 1907 y la de hoy a través de la figura de un alcalde que dejó huella

Pedro Alonso llega a la alcaldía de Noreña en 1916 en una España a mitad de camino entre la Guerra de Cuba y el desastre de nuestra Guerra Civil.

Emigrante de fortuna en Cuba, a su regreso en 1907 se encuentra con una villa donde sus 2.000 habitantes inician el camino hacia la industrialización. La situación era realmente dramática.

Cada año el 10% de su población tiene que emigrar en busca de mejores condiciones de vida. Una de cada tres niñas era analfabeta al igual que uno de cada dos niños. La oferta de enseñanza pública era muy escasa. No hay saneamiento y el agua llega a las casas de las fuentes, y en algún caso sólo pagándolo. Las infecciones causan estragos ante la escasa higiene comunitaria, como denuncian reiteradamente las juntas locales de sanidad.

Sin embargo, estas cifras eran mejores que la media nacional. El municipio seguía los designios de gobiernos conservadores en la época de la Restauración.

Su breve periodo de gobierno bajo las siglas del Partido Reformista de Melquíades Álvarez fue un intento de traer aire fresco al gobierno municipal. Duró muy poco tiempo. Sin embargo, Pedro Alonso no cejaría en su intento.

A él le debemos la finalización de la primera traída de aguas, la construcción de viviendas sociales y la puesta en marcha de la Fundación de Enseñanza Rionda una gran apuesta de futuro para nuestro pueblo.

Pedro Alonso es un personaje que muy pronto ha cautivado mi curiosidad. ¿Por qué? ¿Sería por la gratitud que expresan los niños de la magnífica estatua de Benlliure? ¿Sería por el temor que me producía su túmulo funerario?

Algo tendría que ver su vecindad en una calle todavía sin asfaltar donde un carro pasó por encima de la pierna de Encarna, cuyos gritos siguen en mi recuerdo. O las visitas de Don Luis para explicarles a mis padres que la cortisona y la suerte habían evitado otra víctima más de la difteria. Pero sobre todo, por la llegada del Instituto, con su enorme potencial de posibilidades para todos.

Hoy Noreña tiene 100 años más y el triple de habitantes. Las diferencias son abismales. Seguro que los cambios trascendentales se producen cada vez en lapsos de tiempo menores. Ahora solamente uno de cada cinco vecinos es originario de la villa. La mayoría desconocen estos hechos y probablemente no les importen demasiado.

Ahora bien, en momentos en que todo se cuestiona, parece conveniente saber de dónde venimos y merece la pena recordar que hubo personas como Pedro Alonso, que influyeron decisivamente para conseguir lo que socialmente somos y que ayudaron a conformar una sociedad estable y próspera desde la libertad.

Este artículo comenzó a escribirse el 8 de enero de 2016, el día que falleció mi tío Julián. El mismo día de 1916 Pedro Alonso fue nombrado alcalde de Noreña. Sobre la historia y realidad de Noreña son lecturas recomendables los trabajos de Carlos González Cuesta, José Antonio Leirado, Óscar R. Buznego , Roberto Morís y Tomás García.

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