Que el Congreso haya aprobado el complemento de maternidad en las pensiones me parece estupendo. No tanto que restrinja el incremento a beneficiarias de pensiones contributivas. Hay muchos casos de mujeres que dedicando toda su vida a la familia, han superado la edad de jubilación y siguen en el mismo afán. Claro, como nunca han cotizado a la Seguridad Social, no se beneficiarán de este incremento; porque cualquier porcentaje sobre cero resulta cero. Ellas más que otras son quienes han contribuido decisivamente a la sostenibilidad demográfica y, por su abnegación y sentido familiar, siguen contribuyendo, pues facilitan a sus descendientes poder ser padres o madres laboralmente activos, haciéndose cargo de los nietos mientras ellos trabajan. En la guerra contra la discriminación de la mujer quedan innumerables batallas. Una ha de ser el reconocimiento público de la importancia social de la tarea de las que dedican su vida a la familia, convirtiendo, para estos casos, la pensión de jubilación del otro cónyuge en pensión compartida. Así no ocurriría, al fallecimiento del titular, que el otro tenga tal merma retributiva que apenas puede seguir tirando.
