Hoy hace 250 años que nació en Pola de Somiedo Álvaro Flórez Estrada. Licenciado en Leyes y economista, procurador general del Principado, intendente del Ejército de la provincia de Sevilla, diputado, ministro de Estado por unos días y senador, pasa los últimos años de su vida en el Palacio de Miraflores de Noreña, en donde fallece el 16 de diciembre de 1853. Una lápida colocada a la entrada del cementerio parroquial recuerda el lugar donde está enterrado, pero no se conoce su tumba.

Hombre de firmes convicciones liberales -lo que le ocasiona no pocos sufrimientos, exilios y fugas-, proclama el principio de soberanía nacional ante la invasión napoleónica y se opone de forma radical al absolutismo de Fernando VII, sale en defensa de la Constitución de 1812 y reclama la libertad de reunión e imprenta.

Según el profesor Joaquín Varela, Flórez es un patriota que intenta integrar a los españoles bajo principios y valores constitucionales, y no sobre sentimientos o identidades basadas en la raza, la lengua, la religión o la cultura.

Aunque en su vida la política no desaparece nunca, desde su exilio en Inglaterra en 1823, Flórez Estrada -tras la restauración monárquica de Fernando VII- centra su interés en los asuntos económicos y sociales. Quiere extender la instrucción a las clases populares y considera que la educación repercute en la mejora de la vida material y en las costumbres y consolida las instituciones. Para él "no existe bien alguno que no proceda del saber ni mal que no dimane de la ignorancia o del error".

El año 1828 publica en Londres su obra más conocida, "Curso completo de economía política", en la que pretende dar cuenta de los grandes conocimientos hechos en esta ciencia en los últimos treinta años.

Tras su vuelta a España en 1834, es elegido diputado por Asturias hasta 1840. En 1848 es elegido miembro correspondiente de la Academia de Ciencias Morales y Políticas y se retira en Noreña -lugar con terreno llano y elevado, despejada atmósfera, libre ventilación y clima saludable-, en el Palacio de Miraflores, perteneciente a su prima Concepción Acevedo.

El día de su muerte se reúne el Ayuntamiento de Noreña para formar una comisión encargada de organizar los actos de celebración del alumbramiento de Isabel II. No era año propicio para fiesta, ni casual el olvido del gobierno con el hombre que eligió morir en esta tierra. Valiente, moralista, liberal e independiente, Flórez no era muy querido por quienes tienen el poder en esa fecha.

Recordar hoy al personaje obliga a indagar más sobre su obra y a no olvidar el consejo de otro gran compatriota: "el recuerdo de los personajes más ilustres de la historia viene marcado no sólo por la memoria del pueblo que los vio nacer, sino por el respeto y el reconocimiento de otros pueblos con los que compartieron vivencias y donde dejaron profunda huella" (Agustín Argüelles).