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La serliana

¿Cómo se mide el éxito de un país?

La importancia de valorar la investigación sin pensar en resultados a corto plazo

Existen muchas clases de éxitos de los que los ciudadanos nos sentimos orgullosos; no obstante, los deportivos son los que más euforia colectiva generan. Esos éxitos, efímeros, adrenalínicos y de efecto vaivén, son importantes pero no son estructurales; a lo sumo evidencian una buena planificación, un buen entreno y una adecuada genética, pero no tienen la calidad de mensura para certificar el éxito real de un país.

Hoy día, siempre no fue así, el éxito y el futuro de un país está en la ciencia y en el número de científicos que puedan desarrollar sus proyectos sin cortapisas de tipo alguno.

¿Cómo explicar esto sin molestar a nadie? Resulta difícil, sobre todo a una sociedad que, por regla general, todavía entiende que trabajar, stricto sensu, es abrir una zanja o golpear con una maza. Para valorar las cosas en su justa dimensión basta con meter la mano en el bolsillo y sacar el teléfono, subirse a un tren moderno, pensar lo que suponía hace años operarse de un simple menisco, etc. Todas esas mejoras o comodidades provienen de la ciencia, de la experimentación; en definitiva, de la aplicación de los resultados de la investigación. Por lo tanto, cuantos más logros de este tipo pueda aportar un país más éxito tendrá. Para que esto ocurra es necesario proteger la "ciencia básica", la que permite huronear en lo abstracto, sin tener en cuenta posibles utilidades (no confundir con la ciencia aplicada o la tecnología (I+D o I+D+I) que son una consecuencia inmediata o no tan inmediata de la primera). Sin la "ciencia básica", lenta, paciente, escudriñadora, sin resultados inmediatos y que, incluso, puede llegar a una vía muerta o sin salida, no hay futuro.

En fin, cuando nos serenemos, cuando tengamos a los más capaces en los puestos de decisión, cuando, como colectivo, pensemos que los científicos no son unos diletantes, cuando valoremos la investigación y a los investigadores, cuando sepamos valorar un logro científico más que un penalti a lo Panenka, entonces estaremos en el camino del éxito.

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