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Mañana sale el sol

Güevos Pintos

Ya están a la vuelta de la esquina. A cualquier persona que haya vivido este día, si le preguntásemos qué le evoca, seguro que en su cara se dibuja una sonrisa de oreja a oreja antes de pronunciar la primera palabra. ¿Por qué? Porque vivir un Martes de Güevos Pintos es una experiencia única, que asombra a quienes vienen a La Pola por primera vez y esperan con gran ilusión los que repiten año tras año.

La jornada empieza temprano; voladores, gaitas y ya mucha gente, desde primeras horas, vestida con el traje regional por las calles. Ejerciendo un poco de guía local mi recomendación sería estar a las 12 de la mañana en la bendición de los güevos pintos, en la plaza del ayuntamiento, saborear el primer culín de sidra allí mismo, mirar los puestos situados en el parque con güevos pintos, cada año de más calidad, cada año más originales, y comprar alguno de recuerdo. Después, con amigos y familiares, empezar el vermú más largo del año, Les Campes, La Isla y todas las sidrerías. . . Recorrer sin prisa las zonas donde se riega la sidra sin compasión e improvisar la comida, sin ningún tipo de protocolo, sin necesidad de que ésta haya sido pactada en un lugar y hora concretos. Por la tarde, todo el mundo vuelve a congregarse en el mismo lugar, en torno al desfile de carrozas y bailes regionales. A partir de ahí que cada uno decida hasta dónde alargar este día que nunca se va a olvidar.

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