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"Paco el fontaneru"

En el adiós a un hombre grande en todos los sentidos, vecino comprometido y excelente persona

La muerte de Francisco Fernández Arenas, Paco para todos, desde la fontanería a la alcaldía, es un triste acontecimiento para su familia y para Nava. Ahora que escribo estas líneas me viene a la mente su último saludo, en la calle Luis Armiñán, sentado en el coche que conducía su hijo Ricardo. Era el de siempre, aunque está claro que la procesión iba por dentro. Fue hasta el final de sus días un resistente, buen padre y mejor abuelo. Ha muerto rodeado del cariño de su esposa, Carmina, y de sus hijos y nietos. Han sido muchos los años de cercanía con la familia de Paco. Hombre noble, de una pieza, grande en todos los sentidos, fontanero por tradición familiar, empresario, vecino comprometido y excelente persona. Paco entendió el ejercicio público como un servicio a sus ideas, a sus paisanos y al interés general de su querida Nava. Con esos mimbres, la vida pública era para él un compromiso permanente, como lo revela que, pese a los quiebros de la salud, ejercía como presidente de los jubilados.

Integridad y honradez jalonaron una trayectoria no libre de sinsabores e ingratitudes de pueblo pequeño. Tuvo algún enemigo celoso de su presencia política, pero salió airoso y con el aprecio de todos. Su fortaleza física, que le hacía parecer inmutable, ocultaba a un sentimental de corazón manso.

"Paco el fontaneru" merece un homenaje emocionado y sincero, así como el reconocimiento a su tesón y laboriosidad que nos acompañó siempre y que nunca olvidaremos.

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