La Nueva España

La Nueva España

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

Cronista de Teverga

Se fue Pepe Carrea, el amigo de todos

Minero y hombre entrañable, reunió en su entierro a cientos de personas en el santuario del Cébrano

Te dejamos a los pies de la Virgen en un Sábado Santo, pocas horas antes de la resurrección de Cristo. Él regresa del mundo de los muertos porque es Dios y tú te vas a un mundo de júbilo y misterio porque eres su hijo predilecto.

Lo que yo daría por llegar un día a Teverga y ser recibido por tu dulce sonrisa delante de las escaleras de tu casa. Si hubieras sabido la impresión que me causaba te hubieras quedado entre nosotros. Es decir, sigues con nosotros. Gentes de tu bondad y temple nunca mueren. He pedido en un sueño a un buen artista que cincele tu busto en mármol blanco para erigirlo a uno de los lados de la escalinata. Cuando esté terminado te llamaré para decírtelo y pedirte que bajes por la secreta escala desde el mundo de los justos, donde habitas, para que estés con los tuyos en la inauguración. Será sencilla, pero habrá centenares de hombres, mujeres y niños en la amplia explanada de La Moncloa. Amigo del alma. Pepe Carrea (José Manuel Tuñón, rondando los sesenta), qué sencilla de contar la historia de tu vida. La propia de aquel que pasa haciendo el bien y sonriendo al mundo y a sus semejantes. Hombre bueno, apacible, buen padre, buen marido, buen trabajador; mejor amigo. Minero de herencia, (Lelo, el de Tiva en la memoria). Siempre para ti -y a través de los años- "¡Celsín!", me llamabas. Seguro que el apelativo venía de tus padres y abuelos. Pero qué música tan bella cuando lo pronunciabas. La flauta de Leandro, el de Sobrevilla, la gaita de Goyo o el clarinete de Adolfo Fuxó no lo harían tan bien. Tantos recuerdos, amigo del alma. Dos a destacar: los encierros en el pozo San Jerónimo luchando por vuestro pan, el de tus hijos y las gentes del concejo. Con qué gusto me descolgaba Antón Fuxó o Fredo Las Ventas en la jaula caña abajo hasta "Tercera" donde tú, Manolo Camblor (otro buen amigo en el recuerdo) y Cuqui me estabais esperando. Bellas veladas aquellas en la sala de bombas haciendo planes, dándome información para la prensa y partida a las cartas -¡eras el mejor! Luego, arriba esposas, familiares, hermanos y amigos preguntando: "¿Qué tal están? ¿Cómo los dejaste?". Y aquella imagen que guardo en el corazón de Ángela hablando con su padre. ¡Qué de vueltas da el mundo, buen amigo! Pero escrito estaba que aquella niña sería la madre de tu nieto.

¿Y en Sobia? Los dos en La Maquila apuntándome todos los nombres de los lugares más insospechados que pasaban por tu boca y así los recogía mi pluma para los libros que tanto te gustaban: Barzanalgas, La Violona, L'Estoupu, La Canal de Falla, El Portiel.lu, Veiga de Fuera, la de Dientro, la cabana de Caredo Berrueño? ¡Qué amor el tuyo por los animales! ¡Qué cuidados! ¡Qué esmero! Sobia era para ti un sitio mágico. Tu paraíso terrenal.

El sábado te dimos tierra en la tierra de los tuyos. Esa tarde el Cébrano fue una fiesta para despedirte. Fuimos tantos como las flores que están brotando en los pastizales de Carrea.

Resérvame un día en tu agenda celestial y no te olvides de venir el día señalado para que estés siempre a nuestro lado. Pasa la invitación a Martín, el del Molín, a Gonzalo y Néstor, los hijos de Herminio, y a Joselín y Marcos, los de Los Henos. Tal vez algunos más. Los que tú quieras. En estos últimos años se nos fueron gentes tan queridas? Entre todos haremos una romería inolvidable.

Tu sonrisa, Pepe Carrea, prendida de los labios, será siempre una señal de paz y de esperanza.

Compartir el artículo

stats