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Salud, (...) y amor

Esas tres cosas que la canción y nosotros consideramos como fundamentales tienen enormes componentes de intimidad. Nuestra salud la conocemos nosotros mismos y nuestro medico, que por código deontológico tiene secreto profesional que le impide airear por doquier nuestra lozanía o debilidad. El amor, acaso conseguido de manera subrepticia, se alberga en las zonas más recónditas de nuestro ser, no compartiéndose más que con la persona amada. El dinero, a veces escondido bajo tejas o enterrado, también era uno de los grandes secretos. Pienso en estas tres cosas porque no me gusta nada que se airee tanto la situación económica de nuestros concejales; si éste tiene tanto, aquella cuanto y el otro debe no sé qué. En la salud, compete al médico conocer su estado y su vigilancia. En el amor, la persona amada necesita saber nuestro estado de afectividad y nosotros el suyo para alimentarlo. Pues en el dinero, es lógica la declaración de bienes y rentas de los cargos públicos y que se valore su evolución, pero eso de propalarlo no lo veo, ni creo que sirva. Todavía hay tejas y cofres.

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