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Despacito y buena letra

Un día muy especial

Las emociones y los recuerdos del aniversario de la undécima promoción de COU de Los Robles, en el Día del Libro

Los discípulos de Gutenberg y amantes del libro, siempre que llega el 23 de abril y desde hace casi noventa años -el rey Alfonso XIII, un 6 de febrero de 1926, autorizó la celebración del I Día del Libro en Barcelona- peregrinamos por ferias y librerías en busca del título o títulos deseados. En los días previos se conciencia a la ciudadanía de la importancia de nuestro idioma, que ya sobrepasa los 500 millones de hablantes, y se recuerda que un 23 de abril, hace cuatrocientos años, fallecía nuestro escritor más universal, Miguel de Cervantes, a quien le esperaba la gloria después de muerto, algo típico entre nosotros. Su libro "Don Quijote" se ha traducido a cincuenta idiomas y el número de ejemplares vendidos se acerca a los 400 millones.

El punto central de la jornada tiene lugar en Alcalá de Henares, supuesta patria chica de Cervantes, donde sus Majestades los Reyes entregan el premio literario más importante de nuestras letras, el Cervantes, que en su cuadragésima primera edición se concedió al escritor mexicano don Fernando del Paso, que desde su silla de ruedas y elegantemente vestido con su traje azul, cruzado, con raya diplomática y corbata con los colores de la bandera de España, nos dijo esas bellas y agradecidas palabras: "Desde hace 81 años y 22 días, cuando lloro, lloro en castellano; cuando río, incluso a carcajadas, río en castellano, y cuando bostezo, toso y estornudo? en castellano y cuando sueño, sueño en español. "¡Siempre es de agradecer y más viniendo de Hispanoamérica, concretamente de Méjico, que se nos recuerde que la patria del alma es el idioma!

Se puede celebrar el Día del Libro de muchas maneras, pero lo que yo no había pensado es que tal día como hoy, y a la misma hora de entrega del Premio Cervantes, a las 12 de la mañana, los alumnos de la undécima promoción del Colegio Los Robles me invitasen a celebrar sus veinticinco años de graduación de COU, con un sencillo y emotivo Acto de Imposición de Becas con el siguiente plan de actividades: fútbol o pachanga en el campo de hierba- nuestro viejo Maracaná-, la Santa Misa- oficiada por Don Alberto Barbés Fernández, alumno de esta promoción- y Acto Académico de la Imposición de Becas, comida y sobremesa aderezada de recuerdos, vivencias y gin-tonic o tónica sin gin?

Un plan de actividades sencillo, concreto, donde lo importante es el encuentro, la comunicación, los recuerdos y vivencias, el compañerismo y el saberse perteneciente a una promoción para todo, lo bueno y lo malo, la alegría y la tristeza, pues de todo se teje la vida humana, y como recuerdo el árbol plantado, el roble que inmortaliza a esta promoción. Muchos de ellos, que residen fuera, han tenido que hacer un gran esfuerzo para acudir a la cita, pero la ocasión lo merecía.

En esta jornada, a la vez que sus Majestades, Fernando del Paso y el ministro de Educación y Ciencia iban hablando, también nosotros, en el colegio, con la diferencia lógica de estar en casa y entre amigos, gracias al atril de madera, el de las grandes ocasiones, también íbamos hablando, y un día como este era obligatorio hablar del libro, del buen libro, del buen contenido, de lo bien narrado, de lo bien contado y en papel cuya textura no incomode, no moleste, o sea en una edición aceptable.

¿Qué sería de nosotros sin el libro? Es necesario reivindicar la calidad literaria, la buena prosa, y para ello era obligación, en un día como este, glosar a Don Miguel de Cervantes, el manco de Lepanto -orgulloso de haber combatido allí "la más memorable y alta ocasión que vieron los siglos pasado , ni esperan ver los venideros?" - que nos ha dejado su testamento vital desde una cárcel de Sevilla, "allí donde todo incomodo tiene asiento". Y ese sufrido y vejado Cervantes nos dice que escuchemos, que defendamos la libertad incluso con la vida y algo muy útil para estos tiempos, que meditemos el voto "que el hombre analfabeto y de clase campesina puede ser un buen gobernador, porque posee otras cualidades como el sentido común, la virtud a la hora de decidir, la compasión al prójimo, la justicia, la astucia para adivinar las intenciones de la gente y una férrea honestidad de fondo" y que no busquemos milagros, sino industria, industria, industria (trabajo). El profesor de Comunicación Política de la Universidad de Navarra, don Jordi Rodríguez Virgili, alumno de esta promoción, nos habló del año 1991, sus acontecimientos más importantes y de la proximidad de la Expo de Sevilla, así como de las ilusiones, inquietudes y aspiraciones de entonces?

Del día a día, del acontecer cotidiano, de las dificultades con la fiambrera y del bocadillo solidario con el hambriento y de obstáculos para sacar buenas notas en alguna asignatura nos habló Julio Rodríguez Rodero, que con la simpatía que le caracteriza evocó momentos simpáticos y entretenidos de la undécima promoción, todo ello después de un buen acopio de datos que todos sus compañeros le han proporcionado y una preparada puesta en escena.

Las cosas importantes siempre concluyen con una comida y un ambiente adecuado, donde todos se hacían y se contestaban preguntas de manera constante? Oye, ¿te acuerdas el día que?? ¡Cuánto tiempo sin vernos! ¿Qué haces? ¿Dónde vives? El diálogo fluía por todas las mesas, de vez en cuando la risa, la carcajada al evocar momentos del pasado? Las horas nos parecían segundos, no satisfacíamos nuestra ansia de comunicarnos, de hablarnos, y se adentraba temerosa la tarde noche. ¡Ya era la hora de decirnos adiós, hasta la próxima, que estoy seguro que no será muy tarde, pues sé que esta promoción tiene entre sus muchos méritos buscar momentos para la amistad, para el encuentro, algo que muchos llevan haciendo desde el 1992, siempre que se acerca la Navidad.

Cerca de nosotros, en una sala inferior, los aficionados del Oviedo seguían la retransmisión de un partido clave para el ascenso. Para los profesores, ocasiones como estas son una buena ocasión para balance, para evaluar, para ver si los esfuerzos que padres y profesores hemos realizado han dado el fruto deseado, y a tenor de lo vivido y de la delicadeza en el trato de todos los presentes, después de hacerme vivir unos momentos mágicos y comprobar que el compañerismo era y es la nota dominante, no tengo reparos en afirmar que este Día del Libro del 2016 nunca se me olvidará y en rubricar que la cosecha del 91 ha sido óptima. Sólo me queda concluir estas letras con una cita de Cervantes muy conocida por todos que dice: "La verdad bien puede enfermar, pero no morir del todo". ¡A este combate se nos llama!

¡A seguir así y larga vida para todos! ¡Enhorabuena a todos!

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