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Velas de la salud a Santa Rita

La parroquia praviana de Inclán conserva la tradición de cumplir las promesas hechas a su patrona

Cientos de feligreses de una amplia comarca del concejo de Pravia y del vecino de Cudillero participaron en la misa sacramental en la que se procesionó a Santa Rita por las calles del pueblo, al mismo tiempo que cumplieron con la ancestral tradición de encender velas a la patrona para agradecerle las peticiones que se le formularon durante todo el año.

Es costumbre que los devotos de Santa Rita, cuando ellos mismos o algún familiar tienen una enfermedad o van a ser sometidos a una operación quirúrgica, hagan una promesa a la imagen que se venera en Inclán, pidiéndole la recuperación de la salud. En tiempos ya lejanos se podían ver en Inclán, en el día de Santa Rita, feligreses que llegaban caminando, con los pies descalzos, para que el sacrificio fuese mayor que el de un simple peregrinaje. Pero en esta última fiesta al menos esa costumbre parece que ha desaparecido, porque no hemos visto a nadie sin calzado ni en la misa ni tampoco en la procesión.

Desde bien temprano ya Santa Rita tenía delante de ella decenas de velas encendidas que continuaron quemando hasta mucho después de la comida de hermandad, multitudinaria, que se celebró tras la misa solemne en los aledaños de la iglesia. Fue organizada por un equipo de vecinos capitaneados por el alcalde Longinos, que lleva medio siglo en el cargo, pero que ahora está dispuesto a dejarlo porque "hay que dar paso a la juventud y en cuanto consiga realizar la obra que completa, en nuestro pueblo, la nueva carretera de Puentevega a Inclán, ya me retiro; son muchos años de alcalde y llegó la hora de jubilarse también en esto".

En esta ocasión, Longinos y los suyos trabajaron mucho también, pero al menos todo discurrió en paz. No se olvida en el pueblo cuando en una reciente edición de la fiesta de Santa Rita, cuando el equipo organizador fue a preparar las mesas y la comida para los invitados, se encontró con que algún amigo de lo ajeno les había robado todo el entoldado que habían dejado instalado la noche anterior, sin que los cacos dejasen el más mínimo rastro. Para evitar eso ahora se retira todo el mismo día al acabar la fiesta. En aquella ocasión se visitaron muchos pueblos en fiestas para tratar de localizar el material robado, pero nuca se encontró.

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