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Crítica / Arte

Dibujos carcelarios y visita al parque escultórico

El Museo Antón de Candás tiene estos días el aliciente de contemplar trabajos de Mariano Moré, Xivis, Antón y Luis Quintanilla

Dibujantes presidiarios. Dolores Villameriel Fernández, directora del Museo Antón de Candás, ha montado para este verano la exposición titulada "Trazo de ausencias", con retratos, caricaturas y escenas dibujadas por Luis Quintanilla, Mariano Moré, Xivis y el propio Antonio Rodríguez "Antón". Tienen en común estos artistas el hecho de que son contemporáneos y que realizaron estos dibujos mientras estuvieron privados de libertad, sometidos a prisión. Abren el catálogo tres textos breves: el primero de Amelia Fernández López, alcaldesa de Candás, que preside el Patronato del Museo Antón. El segundo de la directora Dolores Villameriel, con la presentación de los artistas prisioneros y la procedencia de sus obras. Y el tercero, una carta muy poética sobre la soledad de la prisión y el refugio en la lectura y escritura, supuestamente escrita desde la cárcel y firmada por Águeda Peliche, seudónimo de un profesor asturiano de Secundaria que siempre escribe desde el anonimato. Entre los textos que se citan está uno de Manuel Chaves Nogales, autor de relatos sobre la Guerra Civil en Madrid, que es de lo más fresco y auténtico que he leído sobre este tema.

De Antonio Rodríguez García, "Antón" (Candás, 1911-Murias de Candamo, 1937) se muestran 16 retratos a lápiz y sobre papel de color sepia, "hechos en la iglesia de Candás, agosto 1936" y firmados "Antón". Tanto el papel como el lápiz son de un artista que conoce el oficio perfectamente. Cargados de verismo y expresividad, estos varones llevan en el catálogo su nombre y apellidos, pues hace tiempo que han sido reconocidos por sus amigos y familiares candasinos. La cárcel era la iglesia de San Félix de Candás, donde el Comité de Guerra los tenía encerrados. No se han encontrado documentos que digan por qué Antón estaba allí, pero todo hace suponer que el motivo fue la devoción católica y sencillez de Antón, combinada con el hecho de que sus estudios de arte en la San Fernando de Madrid fueron pagados por Alfonso Albo, por entonces empresario conservero en Candás. En efecto, después de trabajar de niño en el Casino de Candás y como peón de albañil con su padre, Antón se presentó con una escultura de yeso a un certamen en La Felguera. Era miembro del jurado el pintor Evaristo Valle, que le consiguió una beca pagada por Alfonso Albo. Tenía 19 años y en Madrid dirigió sus estudios el crítico de arte José Francés. Durante su prisión en la iglesia logró salvar el retablo de finales del XVIII, alegando que se podía recuperar el oro del dorado, pero no pudo salvar el famoso Cristo, que fue fusilado y luego quemado. Trasladado a cavar trincheras en Murias de Candamo, allí lo mataron sus guardianes de un tiro por la espalda en mayo de 1937. La familia supo de su muerte al ver por Candás un paisano que llevaba las botas nuevas que le habían enviado a Antón, cuenta Dolores Villameriel. Toda guerra, y más una guerra civil, es época de ruina moral y venganzas sórdidas, donde pagan justos por pecadores.

De Luis Quintanilla (1893-1978) son otros 17 dibujos, también a lápiz sobre papel. Estuvo preso en la Cárcel Modelo de Madrid, por orden del presidente de la II República Niceto Alcalá Zamora, al encontrarse en su estudio parte del comité que preparaba la Revolución del 34. Todos los dibujos llevan título. Se habla de influencia del cubismo, presente en los distintos puntos de vista con que son dibujadas paredes, ventanas, personas y objetos en el suelo.

De Xivis, conocido sólo por este seudónimo, se muestran 16 caricaturas realizadas en la cárcel del Coto durante los años 1938-39. Siete de las caricaturas están coloreadas. Parece estar influenciado por Luis Bagaría (Barcelona, 1882- La Habana, 1940).

Y el cuarto dibujante presidiario es nada menos que Mariano Moré (1899-1974), con 13 dibujos realizados también en la cárcel del Coto, donde estuvo dos meses (16 noviembre 1939- mediados enero, 1940) por colaborar como dibujante en un periódico de la CNT. Fue a la cárcel bien provisto de tinta china, lápiz grafito y láminas de papel Canson. Le interesan las escenas colectivas de la vida en la cárcel, que expresa con gran maestría y naturalidad.

El Museo Antón y su parque escultórico. El Museo Antón fue inaugurado en 1989. Dos personas del primer Patronato, Francisco Zapico Díaz y Guillermo Basagoiti García-Tuñón, que siguen como grandes amigos trabajando en el Museo Evaristo Valle de Gijón, fueron quienes aportaron sobre el terreno las indicaciones precisas para la remodelación interna del edificio del Museo (Casona de los Estrada-Nora, s. XVIII) y sus alrededores. La planta baja se dedica a exposiciones temporales y actividades didácticas. La planta primera contiene esculturas y pinturas de Antón. La planta segunda alberga biblioteca, sala de usos múltiples, archivo y despacho. Fue un proyecto ambicioso, que patronos de alto rango artístico y universitario no creían fuera viable ni siquiera en Oviedo. Al final, fueron ellos, Zapico y Basagoiti y el alcalde José Luis Fernández Vega, quienes empujaron el carro. Y a la vez iniciaron el parque escultórico, que va desde los jardines adyacentes hasta la capilla de San Antonio de Padua, en lo alto del acantilado. Dignifican este parque escultórico obras de Amador, Joaquín Rubio Camín, Amancio González, Javier del Río, José Luis Sánchez, BodoRau, Tadanori Yamaguchi, Pablo Maojo, el propio Antón y otros. Están señaladas en un panel junto al Museo.

La visita. Puesto que el Museo está abierto todos los días, excepto los lunes, dos horas por la mañana y tres por la tarde, el visitante puede elegir horarios a su gusto a lo largo del verano, incluyendo comidas y meriendas.

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