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El Cogollu

Dolor en una comarca campesina

Ante el fallecimiento de Adolfo Díaz Gutiérrez, oriundo de Nava y vecino de Bimenes

"La gran turbación reina en estos campos", escribió el poeta latino. El fallecimiento de Adolfo Díaz Gutiérrez, de 38 años, es un acontecimiento tristísimo. Le sorprendió la muerte en El Solanu, sobre un tractor. Vecino de Bimenes, hijo de Nava, casado y padre de una niña, trabajador ardoroso, su muerte se llora de Gijón a Cabrales, de donde procede su familia. Tras dejar la hostelería en Deva, las tareas del campo a las que se dedicaba con intensidad le llevaron a la finca de Quintana, en la sofocante jornada de verano en la que falleció el martes. Se fue cuando más quería vivir.

Esta comarca campesina conoce con dramática regularidad lo que es la muerte en el campo y, de forma violenta, con tractores, esa maquinaria traicionera que ha dado nuevos aires a la tierra pero que no se cansa de segar vidas.

Bimenes no se olvida de Amable Montes Carrio, de Fontoria, que falleció hace casi cuatro décadas golpeado por su tractor. Ni Cabranes, de Amado Montequín, que murió en La Llomba. O de Mauro Naredo, en Poreñu. Recientes están aún las muertes de Gonzalo Oro, en Valbuena; y de José María Cuadra, en Argüeru en Villaviciosa. En Sariego mantienen presentes a Roberto Agüeria, de La Cuesta y a José Luis Delgado, de Ñora. En la memoria de Nava figuran el vuelco mortal en El Enguilu de Guillermo Reguero; el de José Antonio Cueto Casquero, Toni el de Fresnadiellu, y el terrible accidente de Josefa Miguel, de Pruneda, atrapada por el mandil por una máquina que conducía un familiar. En la dura historia del medio rural algunos más han fallecido aunque se quedan fuera de estas líneas, con perdón.

A diferencia de otras víctimas de accidentes con más prensa, quienes pierden la vida en la soledad del campo acaban en breves notas de sucesos. Permanecen en el corazón de los suyos, aunque no figuran en un memorial público. Y también merecen solemne homenaje.

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