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El Cogollu

De paseo con Pikachu

Las conexiones de los mundos virtual y real por la zona de Buyeres

"Pareces un entrenador pokémon", me soltaron en casa cuando puse un colorido chándal para salir a caminar por la zona de Buyeres. El "Pokémon Go" estaba en los teléfonos de mis hijos antes de hacerse oficial la descarga de la aplicación en España. Empezamos las vacaciones con una sensación diferente, mezcla de mundos entre real y virtual. Descubrimos que los rincones más íntimos de la vivienda familiar estaban tomados por Pikachu y sus colegas. La estación de Feve de Nava era una pokeparada, como el Museo de la Sidra y el Santuario de la Cueva. Los monstruos de bolsillo creados por Satoshi Tajiri eran nuestros compañeros de viaje. El teléfono con la aplicación vibraba de forma insistente en cada calle, en cada esquina. El viejo "Pikachu", que creía ya vencido por el "Call of duty" o "Battlefield", había vuelto al hogar por la puerta grande del pequeño smartphone. Tan gran entrada que no tardaron en llamar de la compañía telefónica para advertir sobre el consumo de datos. Mientras jóvenes y no tan jóvenes se esforzaban mirando a la pantalla en busca de pokémons por las calles de Nava, emprendí un paseo con un teléfono prestado que se animaba con la app del "hazte con todos". Opté por un juego autóctono y me negué a revelar a Niantic mis recorridos cotidianos. En un itinerario por Cuatro Caminos entre La Cogolla y Buyeres, decidí dejar el teléfono en el bolso, habilitar otras pokeparadas y cazar otros bichos. Todo real, nada virtual en una soleada jornada por un verde frondoso entre castaños. Empecé por la llosa de Buyeres, Foyerón, Brufecha y Funfría hasta La Cogolla. Por la senda y en los praos fueron saliendo vacas y terneros, una magnífica yegua, abejorros, pegas, cuervos, mariposas cariñosas, un ferre me sorprendió en una sebe, grillos, gorriones y hasta un glayu. Ni rastro de Charmander, Bulbasur o Zubat. Y el Pikachu real para el final. Había oído a Rufino Olay comentar que junto a la capilla vienen a descansar dos hermosas corzas. No las he podido ver. Y eso que había puesto un cebo en la pokeparada de la ermita de Buyeres.

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