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La excelencia vive en Carbayín

José Ramón Oliva y su grupo de teatro "Carbayín" siguen sumando éxitos y sorprenden en cada nueva propuesta. Su esperada participación en el XXVI Salón de Teatro Costumbrista Asturiano de Candás, que patrocina LA NUEVA ESPAÑA, superó las expectativas de su público. El teatro de Oliva es la renovación de la escena costumbrista en piezas que alcanzan la excelencia.

En este caso, los de Carbayín presentaron "Nun me llames Irene, que soi Bernardo", una comedia costumbrista de enredo en la que una moza se hace pasar por un compañero de universidad de su novio para engañar a la dueña de una pensión en la que éste vive y en la que no se permite la entrada de mujeres. El resto de inquilinos se mete por medio y habrá un desenlace inesperado.

Susana Menéndez es capaz de construir un personaje lleno de matices y hacerlo creíble. Interpreta a Encarna, la dueña de la pensión que se muestra enérgica y autoritaria con unos, despectiva con otros y aprovechada, según las circunstancias. José Ramón Oliva es Melquíades, el tío de Xuan, al que le paga los gastos en la pensión para que éste pueda estudiar Medicina en Oviedo. Enamorado de Encarna y con un trabajo de funcionario al que todos le dan poca consideración, ofrece un tono inocente, colaborador y resulta buen compañero. Oliva es convincente en su papel.

Sobresalir entre tanto talento es aún más complicado. Es lo que le ocurre a Alberto Ramos, que vuelve a ofrecer un trabajo sobresaliente en el teatro de Oliva. Ramos interpreta a Venancio, un obrero escayolista, conquistador de mujeres, que descubre la trama entre Xuan e Irene, pero confundiendo la realidad. Los momentos que nos regala con su personaje son únicos. El actor tiene una brutal presencia en el escenario y demuestra no sólo tener capacidad cómica sino también fuerza interpretativa para afrontar cualquier otro personaje.

Nacho Fernández es otro gran descubrimiento en el Salón candasín, al que ya vimos este año en el grupo de teatro de Valdesoto. En este caso interpreta al prudente Cepedal, que tendrá un papel sorprendente y clave en el desenlace. La grandeza de Fernández es evidente viendo cómo afronta su papel de hombre tranquilo, prudente e incluso sumiso ante la dueña de la pensión.

Una pareja clave y extraordinaria en la nueva obra de "Carbayín" es la formada por Guillermo Suárez, en su papel de Xuan, y Nati Fernández, que interpreta a Irene y, a la vez, a Bernardo. La escena asturiana y su público tienen la suerte de contar con estos dos actores, que aportan frescura y solvencia en el nuevo costumbrismo que firma José Ramón Oliva.

La interpretación no es lo único que sobresale en la obra, ya que cuenta con una escenografía muy cuidada, la mejor de todas las que hemos visto en el Salón de Candás. Los decorados, construidos al detalle, son un elemento más que ayuda al desarrollo de la trama. Además, hay que hacer mención del vestuario. Destacar en este aspecto no significa sacar a escena el mayor número de trajes sino que los personajes vistan de la manera más acorde a su papel o a la trama. Es lo que consigue "Carbayín" en este trabajo.

Difícil tarea tendrá ahora el jurado para seleccionar a los nominados a los premios "Aurora". "Carbayín" podría no sólo tener opciones en todas las categorías, sino llevarse realmente los premios por su excelencia.

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