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Mil palabras para una imagen

El "cascayódromo"

¿Qué ha sido de la casa de Fausto Vigil?

Tengo que reconocer que nunca leí a Fausto Vigil. Y eso que tengo el libro ese grande que le editó el Ayuntamiento. No sé si tendrá perdón de Dios en alguien como yo que se dedica a la cosa sierense. Dicho esto, y por más que su obra no me atraiga demasiado, tengo que decir que su casa de la plaza de Les Campes me gustaba mucho.

Bueno, en realidad eso es mucho decir. En primer lugar, porque yo nunca la conocí (o al menos no tengo noción de ello) en buenas condiciones. A mi me tocaron sus últimos estertores, cuando la casa estaba en pie y se podía adivinar que en su día había sido muy guapa, y que, si alguien se tomaba la molestia de restaurarla, daría mucha vidilla a la plaza.

En aquel tiempo, mucha gente puso el grito en el cielo para que se conservase un edificio tan atractivo, y lo que se hizo, en un rapto de brillantez, fue (otra vez) permitir que lo echaran por tierra con la promesa de levantarlo tal como era en un futuro. El problema (otra vez) fue que ese futuro no llegó, y el solar, después años criando malas hierbas, finalmente se convirtió, como mal menor, en un "cascayódromo".

Ahora está practicable y pendiente de rehabilitación. Dicen los expertos en probabilidad que cuanto más tardas en cumplir un compromiso, las posibilidades de que lo sigas incumpliendo aumentan de forma exponencial. O sea, que si te comprometiste a hacer una obra en dos años y pasado ese tiempo no la haces, es probable que tardes tres más, y si en esos tres no lo cumples la probabilidad de que lo hagas sube a seis años. Y así.

Esto en la Pola es muy fácil de entender.

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