Pasaron julio y agosto como julios y agostos, calurosos para unos, menos para otros; climáticamente al gusto de pocos en esta Asturias diversa. No hablo del tiempo por no tener de qué hablar, lo hago porque es de lo poco que no herirá susceptibilidades ahora que gobierno sí, gobierno no, elecciones en Navidad y lo que no vamos a citar atacan a los nervios. Aunque hay más cosas que molestan. Por ejemplo, hace unos días hubo un rally por Siero y Bimenes que molestó a muchos vecinos de Suares. Quedaron totalmente incomunicados durante ocho horas. Las dos salidas posibles del pueblo, una por la AS-324 y la otra por la AS-338 quedaron bloqueadas. No es que moleste el atronador ruido de los motores, o que sólo se acuerden de la 324 para esto y no para limpiar sus cunetas, que restan 70 centímetros a cada margen de calzada, o que se olvide su impracticable pavimento. Lo que molesta es que se anteponga el interés por el mundo del motor a la libertad de vecinos que tenían derecho a venir a ver a los nietos a la Pola a las once.