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El cogollu

Tino Cortina

Un llagarero joven llamado a modernizar el sector sidrero

Cada vez que surge Asturias en una conversación con algún canario el primer comentario que ofrece el interlocutor se dirige a exaltar la gastronomía asturiana. "Qué bien se come en tu tierra", suelen decir con sincera satisfacción y afán agradador. "Que raciones, qué rico". "Fuimos y comimos, como nunca". Es indiferente que en el diálogo se trate de deporte, de política o música celestial. Aunque se procura responder con un cumplido a la cocina canaria, en este momento de alto nivel, la realidad es que Asturias se lleva los soles y las estrellas en la mesa. Nace esta reflexión después de conocer la iniciativa de Allianz Global Assistance de seleccionar los mejores platos como las "Siete maravillas de la gastronomía española" y comprobar que las papas arrugás han triunfado por delante de la fabada y del jamón ibérico. Casi nada. La marca España se enfunda con el producto canario uno de sus atractivos. Las humildes papas han obtenido la máxima calificación entre los 70.000 votantes para presentar su candidatura a la Unesco y convertirse en patrimonio inmaterial de la Humanidad. Esta democracia participativa, que apasiona a algunos políticos noveles, ofrece estos curiosos resultados. Ya decía Pascal que el corazón tiene razones que la razón desconoce.

Asturias cuenta con patrimonio de la Humanidad material e inmaterial, aunque algunos productos estén aún a la espera de la certificación oficial. La sidra asturiana también merece figurar en la lista de la Unesco. La XIX Fiesta de la Sidra de Villaviciosa es un buen ejemplo de la riqueza patrimonial asturiana con miles de personas que disfrutan del producto de sus once llagares. El ganador ayer, Celestino, Tino, Cortina, tercera generación de una familia de productores de sidra que trata de modernizar un sector con una pesada carga del pasado. Este verano en Nava, con el buen hacer de Javier Parajón, he podido estrechar la mano al, para mí, hijo de Eloy Cortina. Es un llagarero joven, bien armado, conversador y que, además, preside el Consejo Regulador de la Denominación de Origen Sidra de Asturias. Conoce el pasado, el presente y vislumbra el futuro de la sidra. Ama lo que hace y no le atormentan las dudas sobre las maravillas gastronómicas asturianas frente a las papas. Sabe bien de que se trata. Su esposa es tinerfeña de La Orotava, con lo que eso significa, pero Tino Cortina vota por la sidra y les fabes.

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