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Estampas navetas

El curuxu de Alejandro

La difícil misión de deshacerse de las palomas en la villa

Todo el mundo en la villa de Nava está acostumbrado a ver volar sobre nuestro "espacio aéreo" una bandada no pequeña de palomas. Pues bien, un buen día, mi amigo Alejandro, el de La Roza, colocó, o instaló, un curuxu de plástico en el tejado de su casa, que hace esquina con la plaza de Manuel Uría de la villa.

Razones aducidas para ello; según propia confesión, estaba cansado de recoger los kilos y kilos de "guano" que, cada año, las palomas (columbiformes de espíritu libre, desconsideradas y poco respetuosas con la propiedad ajena, como es bien sabido), le "depositaban" sobre las tejas, y pretendía comprobar si, con la instalación del búho gigante, dotado incluso de cuello móvil, lograba mantener alejadas de sus techos a tan defecadoras volátiles.

La referida colocación de la rapaz, cuya figura se puede contemplar perfectamente desde un mirador de privilegio como es la baranda de la plaza, fue muy comentada en la villa, en primer lugar por su gran tamaño, y en el segundo por su apariencia, tan real desde lejos que logró suscitar también no pocas discusiones, solventadas en cuanto se apreciaba su absoluta inmovilidad.

Pero lo cierto es que, en cuanto al deseado efecto "amedrentador" o disuasorio, pronto resultó evidente que las palomas, en cuanto se apercibieron de la treta, lejos de tenerle miedo al paxarón lo acogieron con cariño, y hasta pienso que lo han adoptado e incorporado a su numerosa familia como un miembro más, eso sí, un poco más grande, y más tranquilo. Esa es la impresión que, al menos, sacamos en días pasados, cuando las palomas parecían preferir estar cerca del muñeco, sintiéndose quizás protegidas por su tamaño, mientras efectuaban sus metódicas y sosegadas evoluciones por el tejado. Nada parecía haber cambiado.

Cuando una situación se repetía, y volvía a darse otra vez la misma circunstancia que regía anteriormente, solía traerse a colación aquel refrán que decía... "Y vuelta la burra al trigo...". La burra en este caso no, desde luego, pero Alejandro sí, probablemente, va a volver a seguir teniendo a su cargo, como anteriormente, la limpieza del tejado de su casa.

Pero, al menos, no quedó sin intentarlo. Por cierto, nuestra clase política, con sus líderes a la cabeza, ¿han hecho algo de verdad, y en serio, (como al menos hizo mi amigo Alejandro con su particular "problema") para "desbloquear" la actual situación? La respuesta, hasta ahora, está en el aire, o en el viento, que diría Bob Dylan.

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