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La serliana

San Cosme y San Damián

El origen de uno de los topónimos locales en la historia de los gemelos sanadores

Con esta entrega me propongo ir desgranando, sin prisa y de manera intercalada, el significado u origen de los distintos topónimos que configuran nuestro solar.

Cosme y Damián, hermanos gemelos, nacieron en Arabia en el siglo III d.C. en el seno de una familia de "grandes virtudes cristianas". La leyenda refiere que aprendieron medicina en Siria y ejercieron su profesión en el antiguo territorio de Cilicia, donde, gracias a su conocimiento y destreza con hombres y animales, adquirieron gran notoriedad. Los hagiógrafos cuentan, incluso, que, cuando los conocimientos no eran suficientes, su "fe ciega en Dios" les asistía para obrar milagros.

La nombradía no pasó desapercibida en su época, la del emperador Diocleciano, marcada por las persecuciones contra los cristianos, suponiéndoles, siempre según los compiladores de los martirologios, un sinfín de torturas: sufrieron azotes; fueron encadenados y arrojados al mar, rescatándolos un ángel y llevándolos a la orilla; fueron arrojados a una hoguera, salvándose gracias a un viento repentino que dispersó las llamas... superadas esas pruebas, intentaron descoyuntarlos, crucificarlos, lapidarlos, y nada de nada, los proyectiles rebotaban hiriendo a los ajusticiadores. Por fin, la decapitación, junto a sus otros tres hermanos, terminó con la serie de suplicios. Incluso, se certifica que, durante su sepelio, al existir discrepancias sobre la manera de enterrar a los hermanos, un camello habló y explicó a los presentes que los cinco hermanos tenían que compartir el espacio mortuorio.

Después de muertos, una ingente mención de milagros los elevó a la categoría de santos sanadores o santos terapeutas, siendo uno de los más trascendentes la curación de otro emperador, Justiniano, aquejado de una grave enfermedad. Este acontecimiento resultó trascendental en la difusión de su culto y, por ende, del topónimo.

Patrocinados por Justiniano, como santos sanadores, no en vano fueron patronos de médicos, boticarios o barberos, su veneración llegó desde Bizancio a los confines de Europa occidental. En su momento, los Médicis se pusieron bajo su protección, sus reliquias fueron traídas a Francia desde Jerusalén por Juan de Beaumont y durante la Edad Media muchas iglesias y monasterios españoles se levantaron bajo su amparo.

¿Por qué su patrocinio y su popularidad? Tal vez por la necesidad de ocupar o rellenar los espacios que dejaba el paso de un politeísmo romano, llamado por otros paganismo, a un monoteísmo, los gemelos Cosme y Damián se "encaramaron" como los sucesores de los Dióscuros (Cástor y Pólux), también gemelos y sanadores, y de Esculapio. Incluso se "apropiaron" de una de sus fórmulas de curación denominada "incubatio", consistente en yacer o dormir durante varios días en un lugar sagrado a la espera del restablecimiento.

¿Por qué su difusión durante la Edad Media? Los topónimos de lugares en los que aparecen las voces Santa, Santo, San o Sant forman parte de hagiotopónimos, evidenciando, en época pre-científica, la necesidad de una mediación o intercesión, en muchos casos de carácter urgente, ante una enfermedad o pandemia, por ejemplo.

No obstante, con independencia del momento cronológico de la fijación de este tipo de topónimos, son un mecanismo y reflejo del ascendente religioso.

En fin, cada época tiene su mentalidad y sus reflejos no pueden o no deben ser interpretados exclusivamente desde una óptica actual.

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