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Estampas navetas

De la Candelaria a San Valentín

El discurrir de los primeros compases del año

La Candelaria y San Blas quedaron atrás Y ya se sabe, "si la Candelaria llora/el invierno está fuera;/que llore, que deje de llorar/el invierno está sin pasar". No obstante, algo en el aire, sobre todo en días de sol, se encarga de recordarnos que cada vez está más cerca el tiempo de sembrar las patatas, aunque parece que se presentan en lontananza posibles dificultades, derivadas de la actividad de la revoltosa polilla guatemalteca. Pero no adelantemos acontecimientos. También nos consta que, mediante actuación al respecto, se ha reducido de modo notable el número de componentes de la bandada de palomas que habitualmente nos sobrevuelan.

Entretanto, finalizó enero con el fallecimiento en Oviedo, el 29, de José Vega Villa "Pepito", a los 92 años. Pepito era natural y vecino de El Remediu, y febrero comenzó con el óbito de José Manuel Álvarez Fernández, que finaba en Oviedo el día 2. Contaba 84 años y también era natural de El Remediu.

El martes 7 faltaba Atilano Cuenya Vigón, nacido y vecino que fue siempre de Paraes (Nava). Carpintero de profesión, Atilano se jubiló como empleado de Muebles Ornia. Estaba casado con Eloína Vega Castaño y tenía 95 años. Recuerdo su figura, menuda y siempre correcta, en la estación de Nava, cuando iba, o llegaba de trabajar. Y el 8 nos dejaba María Jesús Ariznabarreta Mújica, viuda de Antonio Gómez Pintado y avecindada en Llames Bajo (Nava).

El jueves, 9, fallecía en su domicilio de La Cogolla Florinda Criado González. Tenía 94 años y era viuda de José Antonio Torga Canteli (+ 2008). José Antonio, cuya semblanza publicó este periódico, fue, como es sabido, un maestro ebanista, y sus méritos tuvieron reconocimiento, a nivel de la Mancomunidad de la Sidra, con la distinción de Artesano de Mérito, que le fue concedida en el marco del Mercáu Astur de Ceceda en julio del 2004.

Y, finalmente, el 11 nos dejaba Fermín Mayor Pandiella, a los 88 años. Fermín, que nació y residió en Pandu (Nava) toda su vida, era un hombre discreto que se manejaba bien con la madera, pues hacía engazos, cayaos, macones, gavies, mangos y hasta collares para el ganado. Material que, al igual que otros artesanos de la zona, solía llevar a vender a la feria de San Antonio, en Gijón. Amañosu, como lo era Amadeo el de Villa, también Fermín solía utilizar, como él, una pequeña motocicleta para sus desplazamientos.

Y llegó San Valentín, y con él el recuerdo, para el que suscribe, de aquel personaje que solía interpretar en nuestro cine el actor Jorge Rigaud, con traje impecable y alitas blancas en la espalda, y el de aquella cancioncilla que, entre otras, interpretaba con gracia una muchachita de Valladolid de ojillos chispeantes, talle de avispa y vestidinos de vuelu, y cuya letra decía: "Hoy es el día / de los enamorados... " . Otros tiempos.

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