Tarde, pero mejor eso que nunca, han empezado a reaccionar los consistorios cuyas tierras surca, siempre tarde y a veces nunca, la línea ferroviaria de ancho métrico. Aunque parece que la nefasta gestión de FEVE pueda tener límites, siempre aparece algo nuevo, capaz de sorprendernos y hacernos pensar que su negligencia llega al infinito y más allá. El otro día en Grado, con la presencia representantes del Bajo Nalón, se escenificó el rechazo de ayuntamientos, partidos y diferentes organizaciones y colectivos a la mala gestión de la compañía. La complicada espiral en la que nos hemos metido con el tema merece acciones inmediatas y sin fisuras, intentando que el interés general y la calidad de un servicio público estén por encima de cualquier interés partidista o partidario. Mientras la Europa con la que tanto nos gusta compararnos, Pirineos para arriba, apuesta por el tren para resolver problemas de movilidad y contaminación, aquí seguimos de fiesta.