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Ideas sin presupuesto para Noreña

La revolución tecnológica y el mecenazgo de los emigrantes en el futuro de la Villa Condal

Sean cuales sean los objetivos en que centrar nuestras energías en los próximos años nos encontramos en una situación complicada. En, con unos presupuestos municipales en recesión, la corporación de Noreña sólo dispuso de un 4% para inversiones (94.853 euros), diez veces menos que el año 2007, inicio de la crisis económica. Soñar puede ser fácil, ejecutar parece una tarea imposible.

Es necesario explorar todas las vías de dinamización de nuestro pueblo antes de entregarnos por inanición a una instancia superior. Y el esfuerzo debería de ser una tarea común.

Noreña tiene condiciones atractivas para que una corporación tecnológica la convierta en una villa innovadora que explote las posibilidades que la técnica ofertará en los próximos años y se convierta en un buen escaparate para sus productos.

Hace 100 años, y en condiciones más adversas, se crearon estructuras básicas para la villa (traída de aguas, escuelas públicas, viviendas sociales, cine) con el mecenazgo de emigrantes noreñenses en América. A sus descendientes podría interesarles recuperar los lazos con una tierra a la que están unidos genéticamente y colaborar de nuevo con su progreso.

En el inicio de la década de los setenta, con el liderazgo de Fermín Cristóbal, los noreñenses, de forma colaborativa y con un sistema de microcréditos, afrontaron la compra de la casa de Mohías para los campamentos de verano por un importe superior a 1.600.000 pesetas (165.000 euros actuales)

Por otra parte, nuestros representantes políticos tienen que ser conscientes de la situación en la que nos encontramos. Con tan pocos recursos hay que elegir muy bien las prioridades y para ello deberían de salir de las cavernas partidistas y desde el campo abierto de la negociación establecer un programa de actuación que concentre los estímulos en aquellas tareas que Noreña necesita poner en marcha para que no se la lleve por delante el área metropolitana.

Pasarán velozmente las cuatro o cinco generaciones que nos separan del siglo XXII. Entonces alguien solicitará a su ordenador información de Noreña, un viejo señorío que ha desaparecido como concejo integrándose en Siero de Noreña. Se encontrará, seguro, con un pueblo tenaz que emergió de la pobreza a lo largo del siglo XX y alcanzó niveles de prosperidad y conocimiento apreciables. Probablemente no tendrá las mismas referencias del siglo XXI.

Sin la ayuda de Nuria Hernández Nanclares, Roberto Fernández Llera, Ramiro Lomba, Oscar Rodríguez Buznego y José Luis Marrón esta serie de artículos sobre Noreña no habría visto la luz.

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