Por cuestiones laborales sufro casi a diario las consecuencias generadas por la escasez de suelo industrial en el Bajo Nalón. Los pocos polígonos, en la mayoría de ocasiones más bien bolsas aisladas de suelo industrial, no cubren la creciente demanda, lo que motiva que en muchas ocasiones las empresas busquen acomodo en concejos vecinos o de la zona central. La topografía y las características biogeográficas no ayudan a la hora de facilitar nuevos emplazamientos dotados de los servicios necesarios para alojar empresas. No han arrancado ninguna de las iniciativas privadas que iban a generar en Muros, Pravia o Soto, interesantes y demandadas actuaciones, que ayudarían a incrementar la escasa superficie de suelo industrial y no parece, a corto plazo, que la cosa vaya a cambiar. En la lucha entre ocupar las vegas con naves o plantaciones yo lo tengo claro, pero eso no implica que no debamos dar solución a una demanda muy evidente. Soluciones hay.