Yo creía que al aceptar con alegría el hecho de que Halloween, Papá Noel y "Tu cara me suena" hayan calado tan fuertemente en nuestra sociedad había demostrado de sobra que tengo la mente abierta, pero me he dado cuenta de que no es verdad. Tengo muchísimos prejuicios, y lo noto especialmente en mi falta absoluta de aceptación cuando escucho algunas expresiones.
Una de ellas es el uso de "desde" en frases que antes llevaban "con". "Desde el cariño", "desde el respeto". etcétera. Y también el que acompaña a los sujetos que hacen declaraciones. "Desde el Ayuntamiento han dicho", "desde la Asociación de Amigos de la Horchata manifestamos", y así.
Creo que tras este uso perverso de la preposición hay un trasfondo ideológico, consciente o no, que tiene que ver con la dilución de la responsabilidad.
Si le hablo a alguien "con respeto", el respeto lo llevo dentro, forma parte de mí. Si le hablo "desde el respeto", es como si estuviera subido encima de una cosa de la que puedo bajarme cuando quiera. Y "con cariño" implica un sentimiento que abarca todo el cuerpo. "Desde el cariño" te toca solo los pies. Estás subido al cariño que le tienes a alguien. Bajarse es un momento.
De igual manera, si se hacen declaraciones desde una institución, no hay nadie que las haga en realidad. No hay una persona, siquiera una entidad, que esté manifestando algo: Lo que se dice parece nacer allí, sale de allí, pero la atribución de las palabras queda tan diluida que, en realidad, no se le puede echar la culpa a nadie si algo sale mal. Es estupendo desde el punto de vista de la reputación individual de cada uno de los miembros de la cosa.
En realidad, es posible que no haya nada de eso. Puede que, simplemente, alguien empezase a utilizar las expresiones sabe Dios por qué razón y que hayan triunfado porque sí. Quizá me he puesto un poco tiquismiquis. Pero, en fin, que nadie dude de que todo lo digo con buena intención. Desde el respeto. Desde el cariño. Desde casa.
