Cuando Francesc Homs osa decir que se ha declarado la guerra al estado español, intentando desmilitarizar el término con el adverbio "democráticamente", se está pasando por la entrepierna la Historia. Si la paranoia independentista de ciertas personas les lleva a encender la mecha bélica se avanza a pasos agigantados hacia el conflicto. Existen precedentes: El 6 de octubre de 1934 la Presidencia del Consejo de Ministros decía: "En Cataluña, el Presidente de la Generalidad, con olvido de todos los deberes que le impone su cargo, su honor y su responsabilidad, se ha permitido proclamar el Estat Catalá. Ante esta situación, el Gobierno de la República ha tomado el acuerdo de proclamar el estado de guerra". Las insensateces pueden tener consecuencias imprevisibles y lo que preocupa al ciudadano normal, catalán, andaluz o lo que sea, es disponer de vida digna, que no se consigue cambiando la nacionalidad del documento de identidad. Asturias sabe de locuras: "...uno de mis oficiales, hombre de toda mi confianza, me comunicó que unos legionarios se paseaban luciendo orejas ensartadas en alambres, a manera de collar, que serían de las víctimas de Carbayín". Y da miedo.