Siempre fue laborioso, siempre tiene tiempo para todo, siempre está en actitud de servicio y siempre es consecuente civil y religiosamente, pues ambas condiciones son, en su caso, indisolubles, aunque no semejantes ni iguales.

Siempre fue estudioso, desde las primeras letras hasta las actuales, que siempre son las penúltimas. Investiga, escribe, desarrolla una intensa labor pastoral, su presencia en los actos culturales es habitual y practica la convivencia con espíritu abierto, tolerante y cordial.

Siempre mantuvo el orgullo de sus orígenes -locales y sociológicos- y siempre retuvo, en perfecta armonía con sus muchos méritos y no pocas dignidades y cargos -párroco, capellán, canónigo, archivero, articulista de LNE?-, su marchamo de aldea; de aldeano inteligente, culto y avezado a toda clase de inclemencias.

Siempre mantuvo la curiosidad intelectual, el rigor científico, el temple moral, las dudas razonables y las firmes creencias que fundamentan su personalidad.

Y siempre fue un hijo predilecto de Villaviciosa y ahora lo es oficialmente, con todos los honores y sobrados merecimientos.