1992 tiene particular significado para Asturias y, cómo no, para Barcelona. La XXV Olimpiada del mundo moderno ha sido el acontecimiento deportivo de mayor nivel jamás celebrado en España. "Lo importante es participar", se decía tras la resurrección del olimpismo con el barón de Coubertin, que era más educador que deportista. Como Dionisio de la Huerta o como Manuel Fonseca. En ambos, a su manera, se aprecia el espíritu olímpico. Herminio Menéndez, con sus luces y sombras, es capítulo aparte.

El cartel del 81.º Descenso Internacional del Sella se ha presentado en la sede del Comité Olímpico Español en Madrid entre dos personalidades del piragüismo asturiano, que es lo mismo que decir nacional, el medallista olímpico Herminio Menéndez y el dirigente deportivo Manuel Fonseca. Es obra de Javier Mariscal, el de la mascota de los Juegos de 1992, con motivo del vigésimo quinto aniversario de Barcelona. "Cobi" regresa en una K-1 con el dorsal 92 por los rabiones del Sella.

Manuel Fonseca pertenece a esta comarca. Hijo de dentista y dentista de profesión, a punto de cumplir 74 años, forma parte de una de las tradicionales familias de Ceceda, con casa en La Rendona, pero afincada en Madrid, enraizado con los Rivaya y los Llamedo. Fonseca ha sido inseparable de la piragua, y desde 1971 participa en descensos del Sella, y lo ha sido todo desde la Federación Española de Piragüismo hasta el Comité Olímpico Español, y pieza clave en el Comité Organizador de los Juegos de Barcelona; comparte medallas y distinciones al máximo nivel internacional. Hace poco que se le ha visto por Ceceda con su piragua encima del automóvil, siempre dispuesto a remar cuando el tiempo no lo impide. Y muchas veces contracorriente. En la última edición del Sella bajó con una de sus hijas, como puede que repita en la próxima cita del 5 de agosto.