En 1977 la villa condal se encontraba en un momento álgido de su desarrollo industrial. Sus marcadores económicos la situaban en los puestos de cabeza de los concejos asturianos en renta per cápita y sus cifras de desempleo eran realmente bajas. La industria cárnica continuaba siendo una buena locomotora. Además, la convivencia permanecía ajena a los conflictos sociales. Al menos en la superficie, el tejido social parecía bien estructurado y las diferencias políticas tienen por primera vez cauces democráticos en las elecciones a Cortes Generales del 15 de junio de 1977.

Los noreñenses ya habían expresado sus preferencias en el referéndum sobre la Reforma política de 1976 y en esa ocasión mostraron un menor deseo de apertura, con una mayor abstención y un menor número de votos afirmativos, que la media de la comunidad asturiana.

Sin embargo, aquel día laborable del 15 de junio los noreñenses acudieron a votar masivamente en un porcentaje superior al de su entorno, hecho que por otra parte será una constante en el periodo democrático. En aquella histórica fecha mostraron con su voto, además, un talante más conservador que el resto de los asturianos. En el apoyo gráfico de este artículo se puede constatar una mayoría de votos conservadores (53%) con un sorprendente apoyo (6%) a la candidatura de Alianza Nacional 18 de julio que no tendría ninguna relevancia nacional en estas elecciones. Probablemente los resultados sólo fueron el reflejo de que los noreñenses realmente pensaban que tenían más que conservar que su entorno geográfico.

Aquellas elecciones tuvieron un efecto balsámico adicional al encauzar las tensiones reflejadas en el concierto de Víctor Manuel de septiembre del año anterior, en el debate político entre partidos ya legalmente reconocidos y con plena capacidad de participación en la vida ciudadana.

Antes de llegar a las primeras elecciones municipales llegó el dilema de ratificar o no la actual Constitución, y un año más tarde lo hicimos afirmativamente, aunque volviendo a mostrar nuestra idiosincrasia. El 15% de los votantes la rechazó, duplicando el número de desafectos entre el resto de los asturianos (8%).

En Noreña acababa de iniciar su andadura la generación del 77 los que en ese año alcanzaron la mayoría de edad nada menos que a los 21 años. Desde entonces ya han pasado 40 años, lo que, entre otras cosas, significa que otras dos generaciones ya han crecido en una Noreña plenamente democrática.