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El termómetro

Sobre los ciclos

Consideraciones sobre el fin del verano (es un decir) y la vuelta al cole

El tiempo es continuo. El sol sale por un lado y se pone por otro. La tierra da vueltas sobre sí misma y alrededor del sol, que a su vez se mueve en la galaxia, y así. Pero nosotros, para no sentirnos abrumados, fabricamos principios y finales, hacemos ciclos, nos creemos que empezamos y acabamos cosas, etcétera. Ahora que acaba el verano, con él se va ese absurdo llamado operación bikini. Si nos atenemos al tiempo real, lo lógico sería cuidarnos todo el tiempo -cuando digo cuidarnos me refiero a ser relativamente equilibrados y excedernos solo de vez en cuando- y no andar apurándonos cuando faltan dos meses para que llegue el buen tiempo (es un decir).

Esos altibajos no son nada buenos, sobre todo porque son engañosos. Nos hacemos a la idea de que las cosas empiezan (y nos ilusionamos a lo tonto) o acaban (y nos decepcionamos por nada). Es cierto que en la vida hay ciclos, que para eso hemos visto "El Rey León". Después del verano llega el otoño, después el invierno, después la primavera, después el verano. El problema es que esos ciclos están relacionados sólo con la vida, o como mucho con la ropa, no con lo que podemos hacer o no.

La vuelta al cole, por ejemplo, ya que estamos en ello. Hay un fin de ciclo y un principio de ciclo. El verano (es un decir) se acaba. El curso empieza. Hasta ahí bien. Lo demás, chorradas. Voy a empezar al gimnasio, dejo de fumar, empiezo la colección de tapices. ¿Por qué ahora? ¿Por qué no antes? Por el ciclo. La ilusión de ciclo. Y en enero, más.

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